Opinión

'Todo es mentira' volvió a caer en el pecado televisivo de igualar testimonios sin validez

Marcos Méndez

“No merece la pena convencer a quien se inventa una cosa y quiere que le hagan casito”. Un bloque de casi un cuarto de hora de Todo Es Mentira podría haber acabado en esos cinco segundos y con esa frase pronunciada por el astrofísico y divulgador Javier Armentia. Pero duró mucho más, igualando las condiciones en un debate que no tenía, ni muchos menos, los mismos argumentos de una y otra parte.

“Terraplanistas vs. científicos”, rotulaba el programa. “El cara a cara definitivo entre científicos y terraplanistas”, presenta su página web. Siguiente frase del científico, en su primera intervención: “La gente culta de hace 23 siglos sabía que vivíamos en un planeta redondo. Simplemente no es serio”.

Pero aún así, el programa ofreció un debate de 10 minutos entre Armentia y un terraplanista. Desde la primera intervención del portavoz de este “movimiento”, que dijo que quienes debían aportar pruebas de que la Tierra es redonda son los científicos y preguntó si alguno era astronauta y había visto la curvatura, Marta Flich se rio. Que realmente puede ser lo lógico.

Pero televisivamente, el debate siguió otros nueve minutos, en los que el terraplanista interrumpió varias veces al científico cada vez que éste explicaba por qué hay pruebas y evidencias de sobra que demuestran que la Tierra es redonda, y la presentadora intervenía para pedirle que respetase el turno de palabra. Como si en realidad hubiese debate.

“Yo no tengo la culpa de que usted se quiera inventar un mundo de colores que no es cierto. A la ciencia no le interesa su terraplanismo, porque este debate se acabó hace 20 siglos”, volvió a zanjar Armentia en su segunda intervención.

Pero en Cuatro al Día sí hubo debate, y se alargó mucho más. Pese a que el científico ya lo había dejado muy claro, el programa dio el mismo espacio, y dejó hablar del mismo modo (de hecho con más claridad, puesto que el científico sí tuvo educación para no interrumpirle) al terraplanista. Intervinieron también las colaboradoras, obviamente para reducir al absurdo lo que decía el terraplanista. Pero siguió teniendo espacio para decirlo. “Gracias por la paciencia, Javier”, despidió Marta Flich al científico.

El verano es una época con poca actualidad, en la que muchas veces los medios tienen (tenemos) que “rellenar” nuestro tiempo o nuestro espacio con noticias que en otras épocas del año ni tan siquiera consideraríamos. 

Pero quizás, en pleno 2022 y tras recuperarnos de una pandemia que ha demostrado la importancia de la ciencia, igualar en un debate que el propio programa y su página web presentan como “el cara a cara definitivo entre científicos y terraplanistas” lo que dice un científico y lo que inventa un terraplanista, vuelve a demostrar el pecado televisivo de equiparar testimonios que ni remotamente tienen la misma validez. Todo sea por el show, que eso sí está garantizado.