'Joaquín, el novato'

Miguel Ángel Revilla recordó cómo Sardá en 'Crónicas Marcianas' casi acaba con su carrera política

Paula Hergar

La nueva entrega de Joaquín, el novato dejó que su presentador probara las mieles de la política. Para ello tuvo como invitado a Miguel Ángel Revilla.

El presidente de Cantabria no solo se conformó con enseñarle algunos de los lugares más bellos de su comunidad, también le llevó a una granja de vacas y hasta le dio las claves para hacer su primer mitin. Pero antes de todo ello, Revilla le subrayó lo más importante para que la gente le apoyara en su candidatura: “Ser honrado, decir siempre la verdad, oír, ver y no meter la manita”. Unas características que lamentó que no tuvieran todos.

Por ello, Joaquín preguntó a su entrevistado qué sería lo que más le defraudaría si se metiera en política y Revilla lo tuvo claro: “Ver que los que van allí van a defender exclusivamente lo suyo, su chiringuito. No hay manera de ponernos de acuerdo en este país para nada. Que una presona quiera gobernar es legítimo, lo que no es legítimo es a cambio de pactos impresentables, y aún menos alcanzar el poder y meter la mano”.

A raíz de ese lamento, Revilla también señaló algunas situaciones surrealistas que había vivido en su labor: “Yo he estado sentado con cuatro presidentes que o están en el trullo o han estado, y he tenido que comer con ellos. Te hablo de Zaplana, Jaume Matas, el de Madrid...Es que la gente no se conforma con vivir una vida digna. A mí no me falta nada”, aseguró.

“Hubo un momento que tuve la dimisión en la mano”

Pero si algo llamó la atención de Joaquín, fue cuando Revilla recordó el día que “tuvo la dimisión en la mano”. Todo empezó cuando le invitaron a la boda de Felipe y Letizia y acudió con su mujer. En el banquete se quedó con hambre por un menú de platos muy escasos.

Hizo unas declaraciones que llegaron a Crónicas Marcianas y “Xavier Sardá dedicó todo un programa con mis palabras íntegras del hambre que pasé. Lo vieron 6 millones de personas y al día siguiente recibí la llamada que me decía: 'Te decía que la TV iba a acabar contigo'. Y decidí que iba a dimitir horas después”.

Algo que se dio la vuelta antes de que pudiera hacerlo: “Fui a un acto en que me aplaudieron todos felicitándome por ser gente normal, por decir lo que pensaba y le dije a mi mujer que no presentaría la dimisión. Aquello que me había causado tanto sufrimiento acabó dándose la vuelta”, aseguró.

Es más, acabó confesando que el rey Juan Carlos un día se le acercó y le dijo: “¡Qué razón tenías con lo de la comida!”.

Para acabar, Joaquín le preguntó a Revilla si le hubiera gustado ser presidente de España: “Claro, si tuviera ahora 30 años y con lo que sé me hubiera presentado. Lo que tendría claro la gente es que en mi entorno no mete mano nadie y atenderíamos a los más necesitados”.