Joaquín, el novato
Motos confesó la relación de Aznar con el nacimiento de 'El Hormiguero' y sus 2 noches más “dolorosas” en el programa

Pablo Motos, en 'Joaquín, el novato'

Paula Hergar

La tercera entrega de Joaquín, el novato escogió a Pablo Motos como invitado y “maestro” del futbolista para aprender a presentar un programa de televisión. Para lograrlo, ambos tuvieron una charla en profundidad, seguida de un encuentro con el resto del equipo de El Hormiguero y una masterclass en el mismo espacio de Antena 3.

Un reto que Joaquín sintió mucho más complejo de lo que imaginaba: “Me creí que iba a ser más fácil pero de fácil no tiene nada”, aseguró entre risas.

Pero para entender el amor de Motos por su trabajo, Joaquín empezó indagando en la historia de El Hormiguero. Preguntado por cómo se creó el formato, el presentador se remontó a 2003: “En la guerra de Irak salimos un millon de personas a decir que no y Aznar no nos hizo ni caso. De ahí salió el nombre. Sintiéndonos que éramos hormigas a las que nos nos hacía caso nadie y a partir de ahí decíamos que éramos hormigas. Hormigas, hormigas... y como cada vez éramos más lo llamamos El Hormiguero”.

Pablo aseguró que tiene obsesión por su trabajo: “Yo vivo para el programa, cuando se acabe viviré para otra cosa. Pero es que me lo paso bien, voy con ilusión”. Y por ello confesó que no ve el momento de acabarlo: “Es muy difícil terminar el sueño de tu vida. ¿En qué momento dices que ya se ha acabado todo ese esfuerzo? El vértigo, el miedo del día siguiente te hace atrasar el momento todo lo que puedas”.

“Enterré a mis padres por la mañana y por la noche estaba en el programa”

Joaquín también transmitió su sorpresa al saber que Motos no había faltado al programa ni cuando murieron sus padres: “Cuando muere mi padre, le entierro y recordaba cómo me decía que un hombre debía ser serio en el trabjo. Esa noche fui a trabajar. Y también cuando murió mi madre. Les enterré por la mañana a 350 km y por la noche estaba en el programa. Cuando el dolor es tan grande y no lo conoces no lo puedes controlar. Pero el programa me sirvió de salvación”.

Una salvación protagonizada por sus invitados: “Con mi padre me salvó Alejandro Sanz. Me trajo una botella de vino, me explicó lo que me iba a pasar que al año me daría otra crisis, hizo el programa conmigo... Y cuando acabó se quedó conmigo. Y cuando murió mi madre estaba Laura Pausini, al acabar se lo dediqué a mi madre. Y después no pude decir nada más. Me abrazó Laura”.

Los invitados y las claves de la entrevista

Preguntado por cuando una entrevista sale mal: “Le pido a mi mujer que no me hable hasta llegar a casa. Ella es la coordinadora de guiones. Y es que todo lo mejor se me ocurre volviendo a casa, cuando ya llego a la habitación y me meto en la cama. Eso cuando va bien, cuando va mal estoy mal hasta el dia siguiente”. Pero no solo es culpa suya, también aseguró que hay “invitados que no se merece ni 5 minutos”.

Y le contó el truco para que te respondan a la pregunta clave: “Primero empiezas por otras preguntas más serias y él te va contando, hasta que vas concretando y llegando a la pregunta que querías. Si él mismo entra, tú ya lo dejas”.

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