Crítica Vertele

Roberto Leal logra hacer suyo un 'Pasapalabra' que mantiene su esencia en Antena 3

Roberto Leal en su debut en 'Pasapalabra'

Paula Hergar

Pasapalabra ha vuelto a Antena 3 pero dejando claro que la gran baza de su regreso es su nuevo presentador: Roberto Leal.

Mucho se habló durante meses de la polémica cancelación del programa en Telecinco, del futuro incierto del concurso más visto de la televisión y de la sorpresa de que saltara de nuevo a Atresmedia.

Pero cuando se anunció que el nuevo conductor sería el periodista sevillano todos los focos apuntaron a él y, el programa, a sabiendas de cuál era el máximo aliciente de su estreno, lo ha apostado todo a la “R”.

A la “R” de Roberto y la “A” de aplausos enlatados, a la “I” de invitados capaces de llenar un plató vacío con su sola presencia y a “C” de concursantes con más carisma.

Así ha sido la vuelta de Pasapalabra a Antena 3:

“All in” a Roberto Leal

Es normal la expectación generada por Roberto Leal: el seguidor de Pasapalabra quiere seguir viendo su concurso, con las mismas pruebas, incluso con los mismos concursantes y da igual en la cadena que sea, pero el cambio de rostro sí es llamativo y crucial.

El morbo de ver si lo hacía mejor o peor que Christian Gálvez, si se equivocaba, si el cambio de registro era acertado o si era capaz de leer el rosco de forma comprensible, era generalizado.

Todos estábamos casi tan nerviosos como Leal que es uno de esos presentadores capaces de convertirse en uno más de la familia (recordemos que fue el primero al que le permitimos hacer una gala desde el sofá de su casa por el confinamiento, el resto vino después) por lo que hemos sufrido en casa viéndolo como una madre que va al concierto de un hijo.

Pero la realidad es que Roberto ha aprobado y con nota. Si Silvia Jato y Christian Gálvez eran sobresalientes, Leal ha logrado que, como mínimo, no le ensombrezcan: no se ha equivocado, ha leído rápido y de forma comprensible y ha logrado que todo el eje pase por él.

Por lo que eso ya es un cinco, pero la mejor noticia (sobre todo para él) es que en este tipo de programas, en los que el presentador está encorsetado en un guion que poco le deja improvisar y mostrar su personalidad, el mayor miedo es hacerse invisible. Cual torso automático que solo lee unas pruebas.

Sin embargo, Leal ha logrado marcar su propio estilo con detalles como la entonación y sus carcajadas. Si ahora escuchamos de lejos el programa - mientras hacemos la cena, por ejemplo- su sello se mantiene inconfundible.

Invitados, concursantes y padrinos al máximo volumen

La gala también acertó con el padrino escogido: Matías Prats, símbolo de longevidad y profesionalidad ¿quién tiene un deseo mejor para el estreno de un programa?.

La elección de invitados tampoco fue al azar: Alaska y Mario, Chenoa y Manel Fuentes. Todos ellos se mueven como pez en el agua en cualquier show y son capaces de llenar un plató vacío, que era lo que tenían alrededor.

Como Paco de Benito y Juampe Gómez, dos de los concursantes míticos, más queridos y con más seguidores del programa.

Y a falta de público, buenos son los aplausos enlatados y el volumen de la música al máximo. Porque un estreno es una fiesta y si se te olvidaba que era hoy, la televisión de tu vecino seguro que te lo ha recordado en varias manzanas a la redonda.

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