Análisis

Qué tiene Jordi Évole para conseguir las entrevistas que nadie más logra

Jordi Évole ante Miguel Bosé en 'Lo de Évole'

Paula Hergar

“20 días antes de morir, me llamó Pau Donés: 'Me quedan muy poquitos días de vida y quiero pasarlos en mi casa de la Vall d'Aran. Me gustaría que subieses y pudiésemos grabar una charla'”, explicaba Jordi Évole sobre su entrevista más única. “Aznar me dijo que siempre acaba cediendo ante los buenos españoles perseverantes”, relató también el presentador sobre la razón por la que el expolítico le concedió su encuentro.

El documental con el cantante reunió a 2.8 millones de espectadores en laSexta convirtiéndose en la emisión más vista del día, y la de mayor audiencia del canal desde hacía un año. También con el estreno de temporada Lo de Évole marcó récord histórico gracias a su entrevista con José María Aznar. Mientras que para la noche de este domingo, con la entrevista exclusiva con Miguel Bosé (que nadie había logrado tras sus declaraciones negacionistas del Covid), también se espera otro gran dato de audiencia.

Y es que nadie había visto antes al expresidente conceder una charla a laSexta. Mucho menos habíamos visto en televisión a un cantante terminal hablando de la vida y la muerte. Lo que lleva a preguntarnos, más allá de la amistad y la perseverancia, ¿qué tiene Jordi Évole para conseguir las entrevistas más deseadas?, ¿para que le abran las puertas del Vaticano y grabar al Papa?, o ¿ser el elegido para las charlas más impensables?

A continuación analizamos los aspectos que le han ido convirtiendo con el tiempo en uno de los entrevistadores más especiales de nuestra televisión:

Un follonero que escucha sin juzgar

“Vamos a entrar en materia: ¿'Bonito' y 'Depende' son la misma canción?” soltó Évole a Donés en mitad de la entrevista cuando cualquiera hubiera esperado mil y una preguntas antes que esa. Sin embargo, con ese cuestionamiento Jordi daba con la clave de su encanto. Sí, estaban ambos ante la entrevista más dura de sus vidas, pero el humor no iba a faltar.

El presentador estaba evocando a sus inicios como “Follonero”, junto a Andreu Buenafuente, cuando se topó con Donés y antes de una actuación en directo le espetó esa misma frase. “Sin aquella intervención quizás yo no habría llegado hasta donde estoy”, le agradeció al cantante y creó un clima de complicidad, ternura y nostalgia que permitió que ambos hablaran de los temas más trascendentales del ser humano, a la vez que se permitían reírse de ellos.

Otra de las claves la dio el propio Évole al hablar de la entrevista con Aznar: “Para mí hubiese sido un fracaso que esta entrevista acabara mal. Que dos personas en las antípodas ideológicas, se sienten y hablen de esa manera, me parece un buen síntoma”, y es que hablar sin ser juzgado (al menos de forma pública) es otro aliciente para aceptar una charla.

Eso es lo que encuentran en él los invitados deseados que a otro le dicen que no. Con Jordi se puede profundizar sobre cualquier tema, te pondrá en apuros y te pedirá explicaciones pero con un sarcasmo hasta divertido, y aunque tengáis puntos de vista diferentes, por delante irá el respeto.

Un formato de programa que facilita la conversación

Una fórmula que ha ido puliendo tras años y años frente a personas famosas y anónimas que le “regalaban” su historia, a cambio de que él la escuchara sin prisa, como si fuera lo más especial que le habían contado. Ese es otro de los grandes logros de Évole y su equipo: hacer especial cualquier historia que narren, sea más o menos conocida.

Ha habido entregas más de nicho que han acabado siendo joyas catódicas y otras grandes entrevistas que a cualquier periodista le habría hecho la boca agua. Y todos los protagonistas saben que la varita mágica de los del Barrio (productora de Évole) los convertirá en especiales.

Y es que el formato -ya sea de Lo de Évole o de Salvados-, que ya se ha convertido en buque insignia de laSexta, deja claro desde el principio que allí no “se va a divertirse”, ni serán charlas de 20 minutos de promoción, o de lavado de imagen, o de pura política. Allí se va a contar una historia con una narrativa que siempre busca, tanto en sus personajes como en su público, una sensibilidad especial.

Su factura oscura, cuidada, siempre con toques nostálgicos e intimistas tiene detrás un trabajo en equipo que es el otro 50% del éxito. Un equipo que ya conoce su sello y que trata por igual las grandes que las pequeñas historias.

“Lo hice porque nadie me dijo que fuera imposible”

Uno de los primeros libros de Jordi Évole se titula: “Más vale pedir perdón que permiso”, una premisa que ha llevado por bandera y que le ha hecho protagonizar escenas inverosímiles en televisión.

Esa “caradura” sumada a aquella “perseverancia” con la que le definió Aznar dan como resultado una ambición sin límites por lograr a los invitados más inaccesibles. De hecho, el que sean difíciles de conseguir parece que le estimula aún más. Como el Papa Francisco.

Y esa es su última - y quizás mejor- característica para ser uno de los entrevistadores con más “síes” de nuestra televisión: convertir los deseos en realidades. Por pesado, por amigo, por saber escuchar, por un trabajo de calidad, pero sobre todo, porque “nadie le ha dicho que sea imposible”.

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