Análisis / Opinión

'Secret Story', una oportunidad perdida para refrescar el plantel de presentadores de realities en Telecinco

Arriba, los presentadores del nuevo reality 'Secret Story'

Laura Pérez

El pasado fin de semana, Mediaset revelaba uno de los secretos mejor guardados de su gran novedad del otoño: las caras de Secret Story. El grupo de comunicación repite apuesta y vuelve a elegir a Jorge Javier Vázquez, Carlos Sobera y Jordi González para ponerse al frente del nuevo reality con famosos producido por Zeppelin TV, la empresa responsable de Gran Hermano. Una selección de garantías que, sin embargo, deja entre el público una sensación agridulce por carecer de riesgo y frescura.

Es ya conocido que el plan inicial de Telecinco era arrancar el nuevo curso televisivo con el regreso de la marca GH en una nueva edición VIP, tal como anunciaron cadena y productora en junio. Un mes después, ambos comunicaron que la reapertura de la casa de Guadalix de la Sierra tendrá que esperar y que el formato de telerrealidad elegido para abrir la temporada es una novedad en nuestra televisión con mucho en común con el programa de encierros por excelencia.

Se trata de Secret Story. La casa de los secretos, la versión patria de un programa original de Banijay que supone una variación sobre la base del propio Gran Hermano. En este reality, los concursantes conviven en una casa con un doble objetivo: mantener un secreto a salvo y descubrir el que guardan sus compañeros. Y como gancho, Mediaset apuesta por las Celebrities que tan bien le funcionan en todos sus proyectos para intentar llamar la atención de la audiencia desde el principio.

'Secret Story' y la oportunidad de refrescar el género

La llegada de este nuevo programa en el hueco de GH VIP se antoja como una gran oportunidad para variar y arriesgar en el perfil de famosos participantes, buscando nombres potentes más allá del universo Mediaset. También para dar un lavado de cara a la imagen de los grandes formatos de la casa con una renovación del plató más icónico, como ya se está haciendo. Pero por encima de todo, parecía una ocasión de oro para refrescar el plantel de presentadores de realities, que desde hace años piden caras nuevas y más rostros femeninos en el papel principal.

Apostar por Jorge Javier Vázquez, Carlos Sobera y Jordi González, los tres hombres que han llevado la batuta desde el plató en las dos ediciones más recientes de Supervivientes y en la última temporada de GH VIP, es apostar sobre seguro ya que forman un trío con experiencia en el género y al que la audiencia está ya más que acostumbrada. Pero también es una elección poco valiente y tal vez también injusta con profesionales que son más que válidas para asumir el mando de un gran formato.

Al igual que en su momento Mediaset dio galones a Mónica Naranjo y a Sandra Barneda en La isla de las tentaciones y descubrió a Sobera como hombre de realities contra todo pronóstico, se podía esperar que la empresa aprovechase el estreno de una nueva marca de telerrealidad para promocionar a otras caras de la casa que han demostrado su valía en proyectos varios.

Hablamos por ejemplo de Lara Álvarez, a quien avalan sus ocho años a cargo de Supervivientes desde Honduras. La asturiana dio el salto a la telerrealidad como pareja de Jorge Javier en el espacio aventurero, se sumó a La casa fuerte en la segunda edición y ha sido probada también al frente de los resúmenes de GH VIP. Tiene tablas, tiene carisma y está sobradamente preparada, pero no ha tenido todavía la oportunidad de coger la batuta como presentadora principal de un formato estelar de prime time como podía haber sido Secret Story.

También podría haber sido una opción a valorar para asumir el mando de una de las galas semanales Sonsoles Ónega, a la que Telecinco ya probó como conductora de los debates de la primera temporada de La casa fuerte. La presentadora de Ya es mediodía es un nombre a priori alejado del entretenimiento televisivo como en su momento era también Barneda, pero es sin duda una alternativa que podría haber refrescado el plantel.

A su lado, otros nombres de la casa que podrían haber parecido buenas opciones para ocupar una de las plazas del trío serían Nuria Marín, Toñi Moreno o Joaquín Prat. La primera ya saltó a la telerrealidad también en La casa fuerte y sigue cogiendo tablas periódicamente como presentadora de Sálvame. La segunda ha vuelto a la primera plana este verano en Viva la vida y Viva el verano y ya se ha introducido en el género reality como tertuliana de los últimos formatos. Y el tercero, veterano presentador de Mediaset, podría compaginar el perfil más serio de Cuatro al día con la frescura del debate de un reality como Secret Story, asumiendo un rol similar al de Jordi González.

Una apuesta segura, pero poco arriesgada

Estas son solo cinco opciones lanzadas al aire de un extensísimo plantel de periodistas y conductores con talento y mimbres para dar el salto. Evidentemente la apuesta de Telecinco y Zeppelin TV es tan válida y legítima como cualquier otra, pero es importante recordar que un cambio de nombres siempre aporta al menos un plus de curiosidad y atractivo a las nuevas ofertas televisivas.

Desde que Jorge Javier Vázquez asumió el mando de Gran Hermano en un relevo 'bomba' tras la salida de Mercedes Milá, hay pocos proyectos que se le resistan. Salvo La isla de las tentaciones, que recordemos que en un principio iba destinado a Cuatro, el conductor de Sálvame, Deluxe y Supervivientes lo ha presentado todo: La casa fuerte, La última cena, GH VIP, Rocío, contar la verdad para seguir viva (que cambió después a manos de Carlota Corredera) y ahora Secret Story.

El catalán ha cogido tantos galones que parece que si llega un nuevo formato y no lo presenta él, no es un proyecto grande. Y ni mucho menos es algo que haya que achacarle a Jorge Javier, puesto que la decisión atañe a la cadena. Convendría liberarle de esa responsabilidad y aunque se le sigan encomendando los títulos principales, Mediaset se vea con la capacidad de crear nuevas marcas diferenciadas por sus rostros principales.

Del mismo modo, e igual que se ha introducido de refresco el nombre de Carlos Sobera, el puesto de Jordi González pide a gritos un relevo o refuerzo. En los últimos meses, el presentador de los debates ha estado cuestionado por el público y quizás sería bueno darle otro formato una temporada que le haga volver a los realities con la fuerza del primer día. Tal vez todos saldrían ganando.

Esto ya no ocurrirá en Secret Story, que era la oportunidad perfecta puesto que no se tocan piezas de una marca ya consolidada. Habrá que confiar en que estos relevos puedan ir dándose de manera paulatina en otros proyectos. Y no para dejar a nadie sin trabajo, sino para otorgar a cada programa un carácter y personalidad que lo hagan único.

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