Análisis Vertele

La semana en la que la televisión perdió el sentido del humor

La semana en la que la televisión perdió el sentido del humor

Vanesa Rodríguez

Miércoles 31 de octubre. La princesa Leonor hace su primera lectura pública para conmemorar la Constitución. “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”, reza el artículo 1 que lee Leonor. Ese día, la plataforma de RTVE Playz, el espacio digital de la cadena pública dirigido a los más jóvenes, publica un tuit al respecto haciendo un guiño con un meme de Obama. Pero algunos no pillaron el chiste.

Miercoles 31 de octubre. El programa de laSexta El Intermedio también aborda los actos conmemorativos del 40 aniversario de la Constitución. El humorista Dani Mateo bromea en un sketch en el que asegura que el único texto de consenso que une a todos los españoles es “el prospecto del Frenadol” y usa la bandera española para sonarse la nariz. Pero algunos no pillaron el chiste. Libertad, justicia, igualdad y pluralismo político.

Los dos episodios se resolvieron de manera similar y en paralelo. Desde ambas cadenas se pide perdón y se tiene que explicar la broma. En el caso de TVE, primero fue esa tarde a través del mismo medio por el cuál se había difundido. Playz asegura que no había intención de “ofender” y pide disculpas a aquellos que sintieron que se había “ridiculizado” a Leonor. Además, tienen que explicar el vídeo a los que no lo entendieron: el montaje con Obama y el gesto conocido como 'mic drop' en realidad servía para aplaudir la intervención de la hija de Felipe VI.

Pero al PP no le había hecho demasiada gracia la broma para millennials y materializa su enfado en forma de pregunta parlamentaria dirigida a Rosa María Mateo.

“¿Se responsabiliza la Administradora única de RTVE del tuit elaborado por la plataforma digital de RTVE playz en el que se ridiculiza la lectura del artículo 1º de la Constitución por la Princesa Leonor el pasado 31 de octubre en el Instituto Cervantes?”, reza la pregunta registrada por el Grupo Popular.

Se monta un lío máximo en RTVE por este asunto. La ira de los ofendidos por el gesto de Obama fue tal que la propia Rosa María Mateo sale a dar explicaciones vía comunicado. Mientras, en paralelo, corren a pedir que rueden cabezas los mismos que nunca se plantearon dimitir a pesar de los escándalos de manipulación que protagonizaron en la televisión pública. Tampoco pidieron nunca disculpas por ello.

La Administradora única califica públicamente de “inadmisible” el tuit, y pide perdón “profundamente” por el mismo. “Me disculpo por la interpretación a que puede conducir su visión. Desgraciadamente muchos usuarios de las redes sociales, entre los que también puede haber profesionales, no son conscientes del daño que se puede cometer a través de ellas”, asegura. Está claro que ella tampoco había pillado el chiste.

1 de noviembre. Tras el revuelo que el gesto de Dani Mateo con la bandera había generado, llegan las disculpas del humorista. También a través de Twitter se ve obligado a aclarar “el sentido del sketch”. En esta ocasión, el gesto no es suficiente y la cadena decide también, sin dar más explicaciones, eliminar el vídeo tratando de frenar así la virulencia de los ataques y las llamadas al boicot. Hasta la Guardia Civil entra en juego marcando los que en su opinión son los “límites al humor”.

En el día de Difuntos, el humor había muerto. El Intermedio, programa por el que el Gran Wyoming y el propio Dani Mateo habían sido llevados a los tribunales (y absueltos) por atreverse a llamar “mierda” a la cruz del Valle de los Caídos, plegaba velas.

El surrealismo de la situación llega a su punto álgido el 2 de noviembre, cuando una clínica oftalmológica de la que Dani Mateo era imagen rompe su contrato con el humorista porque “no defienden las expresiones como las realizadas”. El mismo día, el cómico decide apagar Twitter “un rato”. “En la guerra no hay risa”, escribe.

Y es que “guerra” es la palabra para definir la batalla que desde hace ya tiempo se lleva celebrando en nuestro país contra la libertad de expresión. Sorprende echar la vista atrás y ver cómo hace unas décadas la tele pública podía ser realmente irreverente y nadie pedía perdón por ello. Hoy el crispamiento en torno a Catalunya, la rabia de la derecha en la oposición y la judicialización del humor han calado también en nuestra televisión y se escucha más el ruido que las risas.

Solo hay un problema mayor para la libertad de expresión que la ley mordaza, y es cuando son los propios medios los que se autoamordazan de forma preventiva en lugar de combatir contra ella.

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