Cuatro

Pide perdón el soltero de 'First Dates' que dejó plantada a su cita: “Me equivoqué, me traicioné yo solo”

José María, durante su primer y breve paso por First Dates

Redacción

El restaurante de First Dates vivió esta semana una de las veladas más cortas de su historia. Nada más ver a Rocío, su cita en el dating de Cuatro, José María buscó con la mirada a Carlos Sobera y le dijo que esa chica no era para él. “Sinceramente, no me gusta. No me sentaría. No es mi prototipo. No iba a estar a gusto”, aseguró el soltero, que tan pronto llegó al restaurante se fue, dejando a Rocío tocada anímicamente.

La abrupta decisión de José María no pasó desapercibida en las redes sociales, donde recibió multitud de críticas por quedarse únicamente en lo físico y negarse a conocer a Rocío como persona. Consciente de este aluvión de comentarios negativos, el joven ha escrito un comentario en el Instagram de Cuatro lamentando lo ocurrido: “Siento muchísimo lo que he causado, no fue mi intención”.

“Me encantaría poder pedirle perdón delante de toda España. Me equivoqué, me traicioné yo solo. Pido perdón a Rocío y a España entera. Me gustaría tener una cita, pero de verdad, con ella. Saludos y espero que me perdonéis”, añade el joven, que propone así reencontrarse con Rocío y tener una velada como es debido. Ahora solo queda saber si ella aceptará verle de nuevo o no.

Así fue la 'no cita' entre José María y Rocío

Todo empezó cuando José María se presentó frente a las cámaras de First Dates advirtiendo que era una persona “muy clara” y al que le importaba mucho el físico: “Es como si en tu casa tú quieres comer jamón y te ponen lentejas, al final vas a casa de otros a comerlo”.

Tras ello, llegó al restaurante y se sentó frente a Rocío. Al verla, apartó su mirada de ella y se limitó a responder las típicas preguntas que se hacen en estos casos para entablar conversación. Mientras lo hacía, el soltero buscó con la mirada a Carlos Sobera para decirle algo.

Cuando el presentador volvió y preguntó por la situación, el joven no se cortó: “Sinceramente, no me gusta. No me sentaría. No es mi prototipo. No iba a estar a gusto”. Sobera le acompañó a la puerta y se disculpó con ella a la que le animó a que volviera en otra ocasión.

Minutos más tarde, frente a cámara, Rocío no pudo contener las lágrimas. “Joder tío, yo no soy tan maleducada”, se lamentó.

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