Opinión

Los aprietos de 'Supervivientes 2020' que la han convertido en una de las ediciones menos atractivas

Los concursantes de 'Supervivientes 2020' durante una de las galas

Paula Hergar

Supervivientes 2020 se ha convertido en una de las ediciones que menos tramas está generando del reality de Telecinco, más allá de las discusiones continuas que se ven en los vídeos.

En casi cada entrega, las disputas de José Antonio Avilés son el mayor atractivo de la noche, porque Rocío Flores hasta este jueves (y ni eso) no estaba dispuesta a hablar de su familia, y ni siquiera la carpeta de Hugo e Ivana genera la fascinación de otros culebrones vistos anteriormente.

Por lo que el universo Mediaset, que suele nutrirse de los contenidos extraídos del reality del momento, ya está optando por focalizar el interés en otros colaboradores para pasearlos por los platós.

Pero el hecho de que esté siendo una edición fácilmente olvidable responde a varios motivos que se han alineado para ello:

Las fechas inusuales (y perjudiciales) para el reality

La polémica surgida por el caso de abuso sexual a Carlota en GH Revolution obligó a cambiar rápidamente los planes de Telecinco que pasaban por emitir un GH Dúo y después arrancar Supervivientes.

La cancelación de la edición con parejas hizo que la parrilla se quedara huérfana de realities durante varias semanas, y la cadena prefirió adelantar el viaje de sus robinsones y estrenar su aventura meses antes de lo habitual.

En consecuencia, la meteorología de febrero en Honduras se ha cebado con el equipo y los concursantes, que en varios momentos tuvieron que ser evacuados, dificultando la convivencia y las grabaciones.

Un casting que ya auguraba poco apego (con la sombra de la Pantoja)

Esta misma prisa por arrancar la edición provocó que el casting tuviera menos tiempo para negociar y los fichajes que salieran de él fueran menos reconocidos (y atractivos) de lo habitual.

Un desazón que se acentuó por venir de una edición que contó con Isabel Pantoja, el gran reclamo que Mediaset ansiaba desde hacía años, y que interesó tanto a seguidores del formato como a otros espectadores intrigados en ver a la tonadillera pasando hambre.

Un reality que había logrado a la cantante más deseada por la cadena, ahora ha tenido que competir contra ese recuerdo con las bazas de viceversos, vértices del culebrón Adara y la nieta de Rocío Jurado como el rostro más atractivo de la edición.

Un confinamiento que impide el reencuentro con familiares

Pero, desde luego, lo que más está afectando al reality es la crisis mundial generada por la pandemia del coronavirus.

El cierre de las fronteras ha hecho que las emotivas galas de reencuentro con familiares fueran imposibles de llevar a cabo. Por lo que el reclamo de trasladar a José Ortega Cano a la isla para dormir junto a Ana María Aldón en una tienda de campaña ha sido frustrado.

Así como el perdón en directo de Rocío Carrasco y Rocío Flores, que siempre ha sido deseado por las cámaras de Mediaset.

Ni siquiera hemos podido vivir el viaje conjunto de Gloria Camila y Sofía Suescun para ver a su tía y su hermano, respectivamente, y discutir hasta la saciedad entre la ida y la vuelta del avión.

Momentazos, todos ellos, que seguro que estaban en la escaleta deseada pero que nunca han podido llegar a realizarse.

Expulsados que llegan tarde y mal

Este mismo confinamiento ha provocado que los expulsados de la semana no pudieran volver cuando se esperaba a plató para reflexionar sobre su paso y desvelar pasajes que sumaran adicción a las tramas.

Lejos de eso, han ido regresando a cuentagotas y cuando ya no eran de interés para las historias, por lo que su entrevista de rigor con Jorge Javier y su tercer grado con Jordi González directamente han dejado de existir.

Un encierro positivo para las cifras de audiencia

Pero no todo ha ido en contra de esta edición que, sin embargo, ha tenido la suerte de arrancar antes del confinamiento y poder seguir su emisión, aislada de las medidas de seguridad que se viven en nuestro país.

Unas medidas que nos han encerrado a todos provocando un aumento de consumo televisivo como no se había vivido nunca antes.

Algo que afecta positivamente al reality, que está cosechando audiencias de récord al erigirse casi como la única alternativa de parrilla que nos deja ver el mundo exterior. Y que, aunque sean tramas menos atractivas, son tramas más allá de nuestras paredes.

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