Análisis Vertele

Jorge Javier, Lara, Sobera y Jordi, ¿qué papel juega cada uno en 'Supervivientes 2020'?

Jorge Javier, Lara, Sobera y Jordi, ¿qué papel juega cada uno en 'Supervivientes 2020'?

Paula Hergar

Un año más Supervivientes 2020 llega a Telecinco como uno de los formatos más esperados por la audiencia. Sin embargo, este año, también lo es para la cadena. Y su estreno ha demostrado por qué al arrasar en audiencias.

Tras ver que Gran Hermano, su reality por excelencia, sufría una fuga de anunciantes, Mediaset adelantó todo lo que pudo el programa de supervivencia que llega con la presión de cumplir las expectativas de su anterior edición, de cubrir el hueco que deja GH Dúo y hasta de brindar los culebrones que llevan enganchando a sus espectadores desde la casa de Guadalix y hasta La isla de las tentaciones.

Una presión que no solo siente el formato sino también Jorge Javier Vázquez, Lara Álvarez, Jordi González y Carlos Sobera. Presentadores para los que el dantesco Supervivientes supone retos profesionales distintos pero que les pueden encumbrar o enterrar de la misma manera:

Jorge Javier Vázquez, maestro de (cuatro) ceremonias

Seguramente para Jorge Javier Vázquez, Supervivientes sea el reto más complejo al que se enfrenta año tras año. Es de los pocos presentadores en nuestro país capaces de conducir un directo de cuatro horas, algo que ya hace en las distintas ediciones de GH, pero que se complica cuando conecta con la isla. Jorge Javier habla directamente a la cámara, a la vez que está pendiente de dar conversación en plató, mantener las tramas con Honduras y seguir las indicaciones que le dan por el pinganillo.

Pero la técnica muchas veces da problemas en los directos y él debe rellenar los huecos con charlas espontáneas con sus colaboradores y guiños a sus historias que dan frescura. Algo que este año se le complica al tener un casting mucho menos conocido, sin ni siquiera el típico fichaje de Sálvame que le dejará en plató huérfano de sus bromas internas.

Lara Álvarez, la mediadora perfecta

La presentadora vuelve a desempeñar un papel que le hace tambalearse siempre por una dualidad: en la isla Lara Álvarez debe mantener el perfil de una directora de orquesta capaz de castigar a quienes desobedezcan y premiar a los que se comporten.

A la vez debe generar la suficiente complicidad con los concursantes que les permita abrirse para confesar los culebrones que existen entre ellos, los malestares que están pasando y las maravillas de la experiencia.

Pero, sin duda, la tarea más difícil que siempre tiene ante sí es la de gestionar los egos de personas de diferentes edades y niveles, en condiciones extremas. Por lo que tiene que cuidar hasta el más mínimo grado en su tono, su dulzura y su dureza.

Jordi González, el chef de plató

Los Debates son otra de las piezas fundamentales de los realities (incluso de los grabados como demostró Sandra Barneda con La isla de las tentaciones) porque dan más contenido inédito y mantienen los cliffhangers de las tramas.

Y para convertir en imprescindible esa cita dominical, Jordi González debe conocer a la perfección el entramado de lo que ocurre en la isla con cada concursante y sus posibles conexiones con los colaboradores que estén en plató: si se conocen entre ellos, si se llevan bien, si tuvieron antes algún rifirrafe, si tienen cuentas pendientes que den más morbo a las imágenes... un sinfín de “miga” que debe convertir el plató casi en el plato principal y dejar a la isla en un entrante.

Carlos Sobera, el seductor de la audiencia

Si seguimos con el paralelismo culinario, las galas de Carlos Sobera podrían definirse como la guinda del pastel del formato.

En realidad son programas con menos contenido que el resto, porque ya se ha ofrecido en el Debate de los domingos y lo mejor se guarda para la gala del jueves, por lo que Sobera debe ser capaz de seducir con otras armas como preguntas que responda la audiencia y que afecten a los concursantes, retos entre los colaboradores y hasta con su propia personalidad.

Por lo que ahí está el reto del presentador (que cumple con creces) de dotar de esa singular elegancia y saber estar a unas entregas muy diferentes del resto. Porque además de mantener al espectador enganchado con vídeos de relleno, debe convencerle de que cambie de Telecinco a Cuatro para seguir viendo(le)... ¿pero quién es capaz de decirle que no a Sobera, verdad?

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