Análisis

Telecinco vuelve a apostar por famosos para revitalizar un reality de anónimos y salvar su crisis

Kiko Rivera, en una de sus estancias en la casa de 'GH'

Pedro Zárate

Kiko Rivera entrará este miércoles en la casa de Secret Story para convivir unos días con los concursantes del reality. “Tengo muchas ganas. Me gusta el tema de los anónimos, es muy guapo. El ver la cara que te ponen cuando te vean”, comentó el domingo a Toñi Moreno sobre este giro de guion que Telecinco se ha sacado de la manga y que esconde mucho más de lo que parece a simple vista.

Para empezar, que no estamos ante algo nuevo. Cada vez que a un reality de Telecinco le han ido mal las cosas, la cadena se las ha apañado para meter un nuevo concursante que agitara la convivencia y, con ella, las audiencias. Sin ir más lejos, pasó en la pasada edición de Secret Story (con famosos) con Adara, mientras que en La isla de las tentaciones es habitual que tentadores y no tentadores repitan de una edición a otra como reclamo. Bien lo saben Óscar y Andrea, que se conocen las villas como la palma de su mano.

Pero si nos limitamos a los realities 100% de anónimos, la estrategia también se repite. Y además con el mismo protagonista, pues Kiko Rivera ya sabe lo que es entrar en un formato de desconocidos y ver las caras de sorpresa de los concursantes a su llegada. Ocurrió en 2017, cuando el hijo de Isabel Pantoja se instaló unos días en la casa de GH Revolution junto a Carlos Lozano y Alyson Eckmann.

Entonces la anécdota la puso una de las participantes anónimas, Yangyang, que a pesar de llevar diez años viviendo en Canarias procedente de su China natal, no reconoció a ninguno de los tres.

Mismo problema y solución, pero diferente contexto

No sabemos si esta vez ocurrirá lo mismo, pero sí que el motivo que ha propiciado la entrada de Kiko Rivera en Secret Story es el mismo que propició su entrada en GH Revolution hace cinco años: la necesidad de Mediaset de mejorar las pobres audiencias de su reality.

Hace un lustro, el grupo de Fuencarral recurrió al DJ como revulsivo contra el peor arranque de la historia de Gran Hermano, y ahora lo ha vuelto a hacer tras ver que Secret Story no ha liderado en ninguna de sus seis emisiones hasta la fecha. Ni con los tres debates de los domingos celebrados hasta ahora, ni con las tres galas principales emitidas. Para más inri, la última gala de Secret Story se saldó con un mínimo histórico de cuota. La última gala de GH Revolution previa a la entrada de Kiko Rivera, también.

Por lo tanto, Telecinco ha recurrido a la misma persona y a la misma fórmula para poner solución al mismo problema que tenía en 2017. Entonces dio un resultado inmediato y GH Revolution cogió un poco de oxígeno a corto plazo, pero a larga no evitó que la 18ª -y a la postre, última- edición de Gran Hermano terminara como la menos vista de toda la historia del formato. Una nota preocupante dentro de un panorama, por lo demás, muy favorable para Telecinco, que terminó aquel 2017 con su sexto liderazgo anual en el bolsillo después de sumar una racha de 11 victorias mensuales consecutivas sobre Antena 3.

Ahora las urgencias son mucho mayores para el canal de Mediaset, que solo ha ganado un mes de los últimos seis y ha visto cómo Antena 3 le infligía en enero su derrota más abultada de los últimos 13 años. Una situación alarmante que se explica a partir de un modelo televisivo en claro declive, y en el que el fracaso de Secret Story es solo la punta del iceberg. Aun así, la reconquista de Telecinco empieza por reflotar el reality de Carlos Sobera, y en ello está por difícil que parezca.

Kiko Rivera garantiza más atención para 'Secret Story'

El fichaje de Kiko Rivera -que ya visitó el Secret Story de famosos en noviembre tras su cruzada contra varios espacios de Telecinco- es la última intentona de la cadena en esta dirección, que todavía tiene pendiente estrenar Secret Story: Cuenta atrás, la anunciada tercera entrega semanal con Sandra Barneda a los mandos.

A falta de ver qué ocurre con esta emisión, Telecinco ya reclutó hace unos días por sorpresa a Lidia Torrent para los resúmenes diarios del reality y, sobre todo, puso en marcha una acción conjunta para que los grandes programas de su parrilla y todas sus cadenas empezaran a prestar la atención que hasta entonces le habían negado a la casa de Guadalix, eclipsada en su reapertura por otros temas de actualidad como la separación de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín y la relación entre Marta Riesco y Antonio David Flores, con el riesgo que eso suponía.

Los muchos éxitos cosechados por Telecinco hasta el inicio de la presente temporada se debían, en gran parte, a esta retroalimentación siempre existente entre sus programas. A la fuerza que todos cobraban cuando hablaban de los mismos asuntos y funcionaban como una serie, siendo necesario verlos todos para no perderte ningún capítulo de la trama de turno, como pasó en su día con la explosión del caso Cantora, también con Kiko Rivera como protagonista.

Esa retroalimentación sigue presente en la parrilla de Telecinco con más o menos fuerza, pero en ningún caso alcanza a Secret Story como sí alcanzó en el pasado a otros realities del canal. Y esto, para un formato que ya estaba en entredicho tras el rendimiento ofrecido por su edición con famosos, supone un hándicap mayúsculo. La presencia de Kiko Rivera se presenta como una enmienda a esta estrategia inicial, ya que la mera presencia del hijo de Isabel Pantoja hará que programas como Sálvame y El programa de Ana Rosa hablen más a partir de ahora de lo que ocurre en La casa de los secretos. Veremos si esta medida llega a tiempo y es suficiente para que Secret Story remonte el vuelo.

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