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'Cine de barrio', concursos y documentales: por qué es importante que la TV no olvide a nuestros mayores

Mayores viendo la televisión

Laura García Higueras / Redacción

“Muchas penas hija, muchas penas”. Así responde una anciana de la Residencia Nuestra Señora de Butarque cuando le preguntan qué ha visto en la televisión desde que irrumpió la pandemia. Y es que en un año en el que por desgracia están abundando más las malas noticias que las buenas, nuestros mayores, para quienes la pequeña pantalla ya era un elemento fundamental de compañía, han sido sus testigos día a día. En el inicio de la cuarentena no tardaron en aparecer programas educativos para los más pequeños, se aumentaron las horas de contenido informativo pero, ¿en qué medida fue tenida en cuenta la tercera edad? Y yendo un poco más allá, ¿en qué medida lo eran antes de la crisis sanitaria?

Cine de barrio, cuyo perfil de audiencia según los datos facilitados por Barlovento es en un 55.9% de personas de más de 64 años, cumplió la semana pasada 25 años en TVE. Uno de los programas más longevos y que más permite a los mayores reencontrarse con aquellas películas de las que disfrutaron y con las que viajar a su propia juventud. Y es que, como explican las fisioterapeutas Alicia y Angels junto a su compañera Consuelo, psicóloga del citado centro madrileño, “suelen demandar aquellas en las que aparecen actores que reconocen fácilmente como Manolo Escobar, Antonio Molina y Lola Flores”. Los telediarios, documentales, concursos, telenovelas y deportes son los que les siguen la pista en el ranking de aquello que más piden. “Junto a la Misa de los domingos, que es especialmente significativa para la mayoría”, añaden.

El problema y las consecuencias del deterioro cognitivo

El psicólogo Higinio Martí pone el foco en cómo envejecer se acompaña de “alteraciones en nuestros sentidos, procesos cognitivos y en el aprendizaje”. Desde la residencia comparten su postura, sabiendo que “en muchas ocasiones presentan dificultades para comprender la información por los déficits sensoriales que puedan presentar (visual y/o auditivo) o el bajo nivel educativo”. En esta línea, el primer profesional consultado comenta que “los programas de debates deberían evitar las discusiones cruzadas al mismo tiempo, los gritos y faltas de educación entre tertulianos”, dado que provocan que “no puedan seguir los diálogos y desconecten”.

Una circunstancia que está presente en formatos como Sálvame, para quienes esta franja supone el 41% de su público. Si bien no supera la mitad de su audiencia, sí que se comporta como su grupo más numeroso, seguido de las personas de entre 45 y 64 años, que representan el 34.9%. El formato de la tarde de Telecinco cumpliría las características descritas como negativas para la tercera edad, aunque no es el único en el que por desgracia se dan este tipo de “diálogos”. “En ese programa discuten entre ellos y yo no quiero ver eso”, argumenta uno de los ancianos de la Residencia, abriendo el debate sobre hasta qué punto el contenido ofrecido en televisión tiene un fondo de positivismo, esperanza y alegría, y no es una extensión del cada vez más crispado ambiente político y social actual. Obvia y afortunadamente, no es la tónica que prepondera en las 24h de las parrillas de las cadenas pero, ¿y si se hiciera un esfuerzo por reducirlo aun más?

“Veía todo lo que ponían”, comenta otro de los abuelos preguntados por nuestras “corresponsales” auxiliares de la Residencia Ana, Ivet, María, Lourdes, su supervisora Make y su directora Isabel. “Siempre hay alguna cosa”, reconoció otro, comprobando que el deporte tiene mucho tirón, sobre todo para ellos, entre los que incluso demandan “más información deportiva. Antes ponían más”.

El valor de lo “bonito” y los concursos

Es curioso cómo los tiempos nos han cambiado a todos, las costumbres, las creencias y la manera de hablar. El lenguaje no deja de ser una herencia que la experiencia modifica, acompañada de los contextos sociales, políticos, económicos y culturales. Entre los testimonios de nuestros aquí mayores protagonistas, llama la atención la forma en que demandan lo “bonito”. “Ay, esas películas tan bonitas”, “los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente tan bonitos”, recuerdan. Un adjetivo con el que desprenden su amor por aquello que les entretenía y entretiene. Una palabra que quizás ahora ha quedado más en desuso para hablar de lo que emiten en la pequeña pantalla. Pero que a su vez sirve para reivindicar y aprender de la mirada de quienes experimentaron y celebraron la llegada de la televisión. Cuando no había las tantísimas plataformas de las que ni mucho menos son su target.

Claro que este no pretende ser un análisis tremendista ni sumamente negativo respecto al trato que las cadenas hacen de las personas más mayores. Más bien ser conscientes de, en un año en el que estas generaciones están siendo las más castigadas por el coronavirus, por qué no detenerse a pensar qué es lo que cada día les está evadiendo de su propia realidad. Qué sí les está aportando lo que necesitan, y qué podría mejorarse. Así, los “contenidos orientados a facilitar el uso de la memoria y la orientación”, como especifica Martí, siendo los concursos su máximo exponente, se convierten en fundamentales. De hecho, Saber y ganar, que acumula un 60.4% de audiencia que supera los 64 años, y Pasapalabra para la que suponen un 51.8%, son dos ejemplos de sus preferidos.

Y por supuesto, las telenovelas. Servir y proteger, El secreto de puente viejo, Acacias 38 y Amar es para siempre son algunos de los títulos que amenizan sus tardes. “Resulta curioso comprobar su fidelidad en el seguimiento de lo que sí conecta con ellos en intereses”, apunta el especialista. Aun así, “se van quedando desplazados y desdibujados con las prisas y consumo rápido del modelo de vida presente”, lamenta, animando a que en su representación se les tenga en cuenta para que lo que vean reflejado de ellos, como forma de ayudarles a “ganar autoestima”.

En este sentido, fue muy positivo el programa Muévete en casa de La 2, lanzado también durante la cuarentena para promover la actividad física. Su presentador Cesc Escolà explicaba los ejercicios con adaptaciones para que también los más mayores -mencionando en un gran número de ocasiones a su propia abuela-, se sintieran igualmente partícipes y se sumaran a moverse desde el sofá o de pie.

Las redifusiones como oportunidad de acceder al prime time

La tercera edad suele regir su día a día en base a unos horarios que convierten el prime time en un contenido al que acceder en menor medida, por coincidir con su hora de irse a la cama. No obstante, encuentran en las redifusiones del fin de semana la posibilidad de disfrutar de los concursos vistos entre diario. Algo que le ocurre a Rita, que gracias a ellas se enganchó al fenómeno de OT 2017 como el resto de España -todavía no perdona que no ganara Aitana-, y que ahora disfruta los sábados de Masterchef Celebrity, celebrando por partida doble los días que su hijo y nieta le acompañan para comentar las entregas.

Precisamente por todo lo aquí comentado es importante reivindicar programas como Cine de barrio, que permiten a los mayores sentirse en un entorno que les resulta familiar, y otros espacios que les permitan entretenerse y activar sus mentes. De hecho, siendo los más vulnerables y teniendo en cuenta que en plena segunda ola de pandemia todavía falta mucho para que las calles vuelvan a ser entornos “seguros” para ellos, quizás sea un buen momento para preservar lo que mejor les viene y, por qué no, atreverse a innovar con algún espacio que cuente con ellos como verdaderos protagonistas.

Los Abuelos reporteros del Canal Castilla la Mancha, Por el mundo a los 80 con Arturo Valls, Cosas de la edad y La Voz Senior contaron así con ellos, y de igual modo en la ficción. Muchos hijos, un mono y un castillo y El Agente Topo son dos películas recientes que cumplieron en este sentido por su parte, y a las que podrían seguir muchas más. Como el personal de la residencia subraya, “los documentales de agricultura, ganadería, costumbres y tradiciones favorecen la reminiscencia”, por lo que tratemos de no perderlos de vista. Pese a lo emborronado de crisis sanitaria que está nuestro presente, que no se nos olvide que ellos siguen siendo los más vulnerables y que de cuantas más formas les cuidemos, mejor. Pequeña pantalla incluida.

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