Análisis

The Newsroom: a favor y en contra de que el periodismo idílico vuelva a la TV

The Newsroom

Marcos Méndez

La esperanza de volver a ver la serie 'The Newsroom' en televisión ha durado poco. Muy poco. Ha sido apenas una ilusión (o un disgusto, según el recuerdo) vivido entre las palabras de su actriz Olivia Munn que abrían la esperanza a su regreso y la respuesta de su creador, Aaron Sorkin, para zanjarla: “No tengo planes de volver”.

Pero ese tiempo, breve, permitió que muchos fans de la serie de HBO sobre periodismo -o quizás directamente para periodistas- rememorasen el placer de ver una ficción idílica con diálogos brillantes y veloces en los que se agolpaban decenas de referentes, con El Quijote como metáfora de la búsqueda de un periodismo casi utópico.

La sola posibilidad de su regreso ha hecho que nos planteemos algunas razones por las que la vuelta de The Newsroom sería una buena noticia, y al mismo tiempo que surjan otros cuantos motivos por los que quizá fuera mejor no sumarla a la fiebre por los reboots y remakes.

Sí, por favor: que vuelva 'The Newsroom'

  • Porque esa primera temporada, y sobre todo ese capítulo piloto que no te dejaba pestañear por cómo iba incrementando el ritmo de su trama y la velocidad de sus diálogos al mismo tiempo que presentaba personajes y contextualizaba sus historias, deberían al menos tener la oportunidad de repetirse, de intentar superarse.
  • Porque si Aaron Sorkin siempre había destacado por elaborar unos diálogos centelleantes en los que mezclaba trama, historia de sus personajes y referencias a la realidad, en The Newsroom alcanzó su máxima expresión, gracias también a un marco inmejorable al basarse en un “pasado reciente” que le permitía reflexionar sobre lo que acababa de suceder y analizar la actualidad.
  • Porque, precisamente, la vuelta de The Newsroom supondría también el regreso de Aaron Sorkin a la televisión. Superados los complejos que diferenciaban cine y “tele”, que él nunca tuvo al idear esta serie después de ganar el Oscar por La red social, el autor podría desarrollar personajes e historias que evolucionaran mucho más allá de lo que permite el cine.
  • Porque si vuelve The Newsroom y vuelve Sorkin, seguramente volverían los personajes de Will McAvoy (Jeff Daniels, con su Emmy 2013 al mejor actor), Mackenzie McHale (Emily Mortimer), Charlie Skinner (Sam Waterston), Don Keefer (Thomas Sadoski) y Sloan Sabbith (Olivia Munn). Y con ellos, sus charlas sobre política, economía o cualquier asunto mientras saldan cuentas personales o rencillas. Y sí, sobre todo el binomio Will McAvoy-Mackenzie McHale.
  • Porque es bonito, sobre todo para los periodistas, vivir a través de la ficción la utopía de ese periodismo que seguramente todos soñábamos en la carrera, o incluso antes de ella. Un medio en el que toda la cadena de mando rema en una misma dirección, que esquiva las presiones y apuesta sólo por la información, aún viendo que la audiencia le abandona.
  • Porque sí, en las tres primeras temporadas de The Newsroom, sobre todo en la última, la historia también dirigía su crítica a los espectadores. “Apostamos por el periodismo, por la información, nos alejamos del sensacionalismo, y vosotros nos abandonáis”, parecían gritar los jefes del medio mientras veían cómo los problemas de financiación, de seguimiento y puramente empresariales les acorralaban. Una reflexión sobre si el público realmente exige calidad.
  • Porque, sobre todo, es el momento perfecto para que una serie ácida y reflexiva ambientada en los medios de comunicación, y en concreto en una redacción de informativos de TV, analice lo que ha supuesto y lo que provoca Donald Trump. El Presidente de Estados Unidos ha convertido a la prensa en enemiga personal, intentando convencer al público de que incluso va en contra de los intereses del país. The Newsroom permitiría mostrarnos qué supone eso en una redacción, y también para los seres humanos que están en ella en una coyuntura marcada por el reto de los medios para combatir el auge de las fake news.

Si ya dicen que segundas partes no son buenas...

  • Entre los periodistas hay muchos egos. El caso es que The Newsroom fue una serie acusada de ser solo “para periodistas”, con tramas que empezaron estando verdaderamente centradas en el día a día de una redacción. Y como mostraba un periodismo idílico, a la crítica no le gustó que le dijesen cómo hacer su trabajo. Al final, Sorkin pidió perdón asegurando que nunca había querido “dar lecciones de periodismo” y que querría “volver a escribir todos y cada uno de los capítulos” de las dos primeras temporadas. Quizás sería mejor dejar de alimentar esos egos, y recordar la serie como lo que fue.
  • Mientras la serie hablaba de la búsqueda y la pelea por un periodismo objetivo y sin amarillismo, sus tramas fueron abriéndose cada vez más a las relaciones entre sus personajes y a sus vidas privadas. Algo lógico para buscar a un público más generalista, pero que en realidad hizo que en su segunda temporada se produjese un drástico bajón de sus audiencias, y que su tercera tanda naciese ya sabiendo que sería la última. Cierto es que, con las plataformas y consumo a la carta, una serie como The Newsroom podría tener ahora más espacio. Pero concebida para su emisión en lineal como entonces, no puede sustentarse el apoyo a una ficción que ha perdido el favor del público.
  • Ese giro más “social” generó también muchas críticas por cómo la serie perfilaba los personajes femeninos. Pese a que Mackenzie McHale era la mayor líder de todo el equipo, tanto ella como Sloan Sabbith (Olivia Munn), Maggie Jordan (Allison Pill) y Hallie Shea (Grace Gummer) presentaban inseguridades que no se veían en los personajes masculinos. Fue un arma arrojadiza contra Sorkin, aunque quizás en la nueva entrega ofreciese una cara distinta de las periodistas en su serie...
  • La misma utopía sobre el periodismo que tiene su parte buena, tiene la mala: los periodistas y críticos se quejaron de la versión de su profesión que muestra la serie porque saben que no es real. Y los espectadores, sin embargo, pueden pensar que el día a día de una redacción es así, y que las conversaciones entre periodistas son tan ágiles y llenas de referentes. Se llevarían una decepción, seguro. No se trata de mostrar la realidad, que para eso es una ficción, pero quizás sí de aproximarse más a cómo es en verdad, más aún situándose en un pasado reciente con casos muy claves.
  • En clave estadounidense, es casi obligatorio señalar la “exigencia” que The Newsroom planteaba a sus espectadores para conocer los casos que se trataban en sus capítulos. Una exigencia que aumentaba, lógicamente, para el público extranjero. Esto no puede situarse en el “debe” de la serie, pero quizás sí sería bueno que, si volviera, eligiese casos más mundiales y los contextualizase más detalladamente.
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