CRÍTICA
'Veneno': lo invisible también inspira y lo marginado también existe

'Veneno': lo invisible también inspira y lo marginado también existe

Laura García Higueras

“Ni os habéis presentado. Habéis llegado aquí como si esto fuera un safari”. Así les explica la mejor amiga de la Veneno a las dos periodistas que pretenden que participe en su programa, que con sus maneras no van a conseguir nada. La escena ocurre en el Parque del Oeste. Ese lugar “peligroso” al que las reporteras Lola Dueñas y Ester Expósito acuden para convencerla. Quieren que Cristina Ortiz vaya a la televisión, quieren que sea el bombazo que promete.

Paca la Piraña (Desirée Rodríguez) es quien les da esta lección de humanidad, respeto y educación. Y de paso, a todo el espectador que a partir de este domingo disfrute en su casa de la primera entrega de la nueva serie creada y dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi. Un capítulo que deja con ganas de mucho más, pero sin trampas. Sitúa a cada personaje en su casilla de salida, en dos líneas temporales. Por un lado, el Madrid de 1996, año en el que la Veneno dio el salto a la pequeña pantalla, tras ser “descubierta” por una periodista que se jugó prácticamente la vida en el intento. Por el otro, la Valencia de 2006, donde un fan empedernido de Ortiz tendrá la oportunidad de visitarla en la casa donde vive tras haber salido de la cárcel.

Prometedor tráiler oficial de 'Veneno', la nueva serie original de Atresmedia y los Javis 360

Aunque en los primeros minutos cueste situarse, en seguida se vislumbra que los Javis no pretenden hacer de la ficción un biopic al uso. Ni tampoco que sea ella misma, en las pieles de Daniela Santiago, Jedet e Isabel Torres, quien narre su experiencia, su trayectoria y sus penurias. Descubrimos a Veneno a través de los ojos de todos los demás.

Y hay miradas de admiración, de inspiración, de juicio, de fascinación. La de la televisión, encarnada en un acertadísimo Israel Elejalde como Pepe Navarro, director del programa Esta noche cruzamos el Mississippi. La de su fiel amiga Paca la Piraña, cuidándola antes, después y durante. La de Valeria (Lola Rodríguez), que la descubrió siendo un niño y escondiéndose para que sus padres no le pillaran viendo la tele por la noche. La suya misma, siendo ya joven y encontrando la protagonista la aceptación que necesita para iniciar la transición.

Un abanico de miradas, que intuimos se irá ampliando, con el que plantearse quién fue esta mujer, la importancia y trascendencia que tuvo. Ella fue quien en los 90 sentó la transexualidad en los salones de toda España. Un tema del que nadie quería hablar, y ya se sabe: “De lo que no se habla, no existe. Y lo que no existe, se margina”. Por ello, resulta conmovedor descubrir a Cristina Ortiz a través de los ojos de quien quiere ser como ella. Y que al conocerla, “le salva la vida”.

“Como todas las historias que provienen de la memoria, hay en ella algo de realidad y algo de ficción”. Veneno arranca con los Javis lanzando este mensaje, al que añaden: “Y, como en todas las historias de ficción, hay en ella algo que es profundamente verdadero”. Con ella establece un contexto y un tono que invaden a quien lo recibe. Este inicio del viaje contiene una verdad que remueve, y eso que las curvas no han llegado todavía. La serie seguirá contando su historia, y por desgracia, la suya no es un relato de únicamente alegrías, fama y dinero. Por lo pronto, sabemos que el principal motivo por el que en un primer momento dudó de salir en televisión fue porque, como ella misma reconoce: : “Mi madre nunca me ha visto así”.

Punto de mira en los medios de comunicación

Valeria es el nombre que el joven al que vemos en 2006 conociendo a su ídolo Veneno, elige para sí misma. Estudia periodismo. A través de las lecciones de su profesora (Elvira Mínguez) y de la trastienda del Mississippi que se aborda en la línea temporal de 1996, la ficción pone el foco en los medios de comunicación. ¿Qué papel tienen en la sociedad? Encontrar respuesta a esta gran pregunta es uno de los ejercicios que les piden a los futuros plumillas en la facultad.

Para hacerlo, deben leer antes La espiral del silencio, la teoría de Elisabeth Noelle-Neuman que estudia la opinión pública como una forma de control social, en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no. La politóloga alemana identificó la opinión pública como la piel que da cohesión a la sociedad. En tal caso, ¿qué pasa con aquello que no tiene cabida en ella? ¿Qué ocurre con aquello y aquellos que se quedan al margen de lo que la opinión pública considera aceptable? Neumann teorizó sobre cómo la sociedad amenaza con el aislamiento a los individuos que expresan posiciones contrarias a las asumidas como las mayoritarias. ¿Dónde deja esto a las personas transexuales?

Valeria Vargas, autora de su biografía oficial de Cristina Ortiz, Ni puta ni santa, ejerce de asesora de los guiones de los Javis. “No tenían intención de darle un lugar reivindicativo, la utilizaban”, comentó la escritora en una entrevista con eldiario.es, sobre el por qué del espacio en televisión que dieron a Veneno en el 96. La serie va más allá en este sentido, inyectando una dosis de reflexión sobre cómo su lanzamiento al estrellato le repercutió en su propia persona. Sobre si fue utilizada, sobre si a alguien le importó lo que para ella podría suponer, lo que los espectadores fueran a pensar, si se la respetaba. Lo interesante es que, por lo pronto, los Javis no han apostado por esta serie para dogmatizar, sino para contar una historia que lleva implícita esta y otras reflexiones también sobre la amistad y la lealtad.

Además, arma su primer episodio con ritmo, sin dejar un minuto con el que bajar la vista de la pantalla. Y no porque esté atiborrando de contenido con el simplemente entretener, sino porque busca generar conflicto y empatía. Desde luego, los Javis siguen manteniendo su esencia más allá de La llamada y Paquita Salas, siendo capaces de dar un paso más allá, pisando más fuerte y buscando lanzar un mensaje, como reconoció Lara Martorell, enemiga de la Veneno en la ficción, de “igualdad, normalización y aceptación”.

Hace dos años, Javier Calvo se emocionó recogiendo el Feroz a la Mejor Comedia por La Llamada. Subido al escenario, explicó que la película hablaba del “valor de ser tu mismo, encontrar tu camino y ser quien tú quieres ser”. A continuación, lanzó un mensaje a la gente que estuviera viéndole “con miedo, que sienta que está perdido, que sienta que no le van a querer. Vas a encontrar tu sitio, tu familia te va a querer y vas a cumplir tu sueño”. Terminó haciendo una promesa: “Nosotros vamos a escribir historias para que te sientas inspirado”. Y de esto, precisamente, va Veneno.

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