¡Se levanta la veda!

Este lunes Reino Unido ha dado la bienvenida al product placement (aquello de integrar un producto sutilmente en el desarrollo de una serie, película o programa de televisión). Nosotros, que crecimos viendo la abarrotada mesa de desayuno de 'Médico de familia', estamos habituados a ello pero aquí ha sido toda una novedad. De hecho, las agencias dieron cuenta del primer producto que se pudo ver: una máquina de Nescafé en el programa matinal de ITV. Aparición que ha costado a la marca 118.000 euros.

Pues nada, todo es empezar. El organismo regulador, el Ofcom, ha sido el que ha levantado la prohibición que existía sobre estas inserciones publicitarias. Aceptando así que las producciones televisivas comercialicen con su espacio para incrementar ingresos, que buena falta hace.Salvo los espacios infantiles, de noticias, religiosos, o de temas de actualidad, que seguirán sin poder hacerlo.

Además, los programas deberán avisar al espectador con una P sobreimpresionada en pantalla durante tres segundos, al principio y al final del espacio.

El Ofcom ha puesto sin embargo restricciones a su generosidad, limitando la temática de lo publicitado, así, no podrán anunciarse juegos de azar, comida o bebida alta en sales, grasas o azúcares, tabaco, medicinas, alcohol, leche para niños, armas, ni servicios de compañía.

Unas restricciones que no impedirán que poco a poco la televisión británica se vaya llenando de marcas para el desacostumbrado ojo del espectador, que en los 55 años de televisión comercial en Reino Unido sólo había visto los anuncios en los tradicionales bloques publicitarios (salvo alguna excepción de product placement no pagado, a cambio de correr con ciertos gastos de la producción; y en las series y películas importadas).

Aún así, los expertos creen que si la publicidad está bien integrada con el contenido no habrá sobresaltos. Y es precisamente esto, que pueda pasar inadvertido, lo que preocupa a ciertas organizaciones de consumidores, como la Voice of the Listener and Viewer, que se opone a este tipo de publicidad subliminal. La organización dice que el product placement puede reducir la integridad de la televisión, porque son anuncios encubiertos que mediatizan a “gente vulnerable que no se da cuenta de que está siendo manipulada”.

Una idea tan loable como poco práctica, habida cuenta de los ingresos extra que supondrá la medida. De hecho, ya se va dibujando el perfil de los productos que irán integrándose: coches, ordenadores portátiles, teléfonos móviles... aunque los que más abundarán serán los de consumo diario.

Pero se ve que ni el Ofcom ni las cadenas quieren dejar de lado sus tradicionales y rentables costumbres, por eso también esta semana se ha ampliado la duración de los bloques publicitarios en películas y emisiones de sólo un episodio. En vez de los 7 minutos actuales podrán tener hasta 12 minutos cada hora.

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