Especial

Cuando el director es la estrella: las series de las primeras espadas del cine español

Alex de la Iglesia y Rodrigo Sorogoyen en acción

No mucho tiempo atrás, hace apenas dos o tres temporadas, en verTele celebrábamos el salto a televisión de directores con abolengo cinematográfico al sector televisivo, para involucrarse, tanto de forma puntual como de manera más sostenida, en series reconocibles por el público y con una identidad ya marcada: ahí estaba el infatigable Koldo Serra dirigiendo episodios de La casa de papel y de El Ministerio del Tiempo, donde también se dejaba notar Paco Plaza; Nacho Vigalondo se pasó por Justo antes de Cristo antes de acomodarse con El vecino en su primera temporada; y mientras Paco Cabezas hacía las Américas volviéndose imprescindible en producciones como Penny Dreadful.

Ahora bien, esa excepcionalidad ahora empieza a resultar un recuerdo del pasado: no se trata de que la industria cinematográfica haya cambiado rápidamente hasta disolver, con el auge de las plataformas de streaming, las barreras entre la ficción seriada y el cine, que comparten cauces similares. Cada vez más, esos directores que se habían hecho un nombre gracias al cine deciden virar hacia el medio televisivo, no ya para afanarse en proyectos ajenos, sino para trasladar sus inquietudes a nuevos formatos.

Movistar+ comenzó explotando esa idea de las series de autor, encomendadas a cineastas con voces interesantes o reconocibles dentro del sector cinematográfico, de forma especial con sus primeras producciones. Así teníamos ejemplos como La peste de Alberto Rodríguez, Gigantes de Enrique Urbizu, Félix de Cesc Gay o Matar al padre de Mar Coll. Ahora, son estos directores los que apuestan por asentarse en estas grandes plataformas y aprovechar las posibilidades para abordar historias que, ya sea por una cuestión de magnitud como por longitud, prefieren contar en varios capítulos.

En la última temporada, la que está a punto de acabar, se han agolpado varios proyectos así en Netflix, Amazon Prime Video o Movistar+: grandes nombres de nuestro cine abordando proyectos que retoman sus inquietudes, sus filias y fobias y sus maneras de trabajar, con mayor o menor éxito. Proyectos que se nutren de su nombre en la campaña promocional, de su bagaje previo en la gran pantalla. De nuevo, el director (o directora, en mucha menor medida, es algo difícil de rebatir) vuelve a erigirse en la estrella, o al menos a reivindicar su posición en este nuevo panorama televisivo que aúpa a los showrunners y productores ejecutivos.

El reciente anuncio de la primera serie creada por Daniel Sánchez Arévalo sirve como excusa para repasar estas series “de autor”, o al menos con apellidos bien sonados, que se han estrenado este año, y que marcan una tónica de lo que está por venir.

'30 monedas' de Alex de la Iglesia

Si hemos de hablar de directores con una personalidad bien reconocible para la audiencia, el caso de Alex de la Iglesia resulta paradigmático. Además, su serie, 30 monedas, aporta un ejemplo perfecto para lo que tratamos de establecer en estas líneas. Su totum revolutum de la historia del cine de terror maneja las constantes de su carrera como cineasta, iniciada con Acción mutante; congrega a buena parte de sus actores y actrices fetiche (de Manuel Tallafé a Jaime Ordóñez, pasando por Macarena Gómez y Secun de la Rosa), y, sobre todo, ha supuesto un éxito a nivel internacional gracias a su difusión a través de HBO.

En primer lugar, la trama en torno a la conspiración de una escisión eclesiástica que pretende aniquilar la raza humana e implantar el infierno en la Tierra, con su centro en un pequeño pueblo de Segovia, incurre en las dinámicas religiosas ya planteadas 26 años atrás en El día de la bestia. Incluso tiene como martírico protagonista a un nuevo cura, aquí encarnado por Eduard Fernández. La idea de la comunidad cerrada y encerrada en sí misma que construye en Pedraza repite las tónicas de historias corales como La Comunidad u 800 balas; mientras que la fórmula del huis clos que acaba planteando también ha sido una constante especialmente en los últimos años, con los ejemplos claros de Mi gran noche, El bar y Pequeños desconocidos.

“El proyecto tenía tal envergadura que no nos podíamos permitir un retraso o un desorden, y al mismo tiempo eso requería trabajar a un ritmo enloquecedor y no fallar”, decía a verTele sobre el rodaje de la primera temporada, la primera de tres planificadas, resultado de un proceso de 5 años de trabajo junto a Jorge Guerricaechevarria. Desde su estreno a finales del pasado 2020, y especialmente con su salto a Norteamérica de principios de año, la serie ha generado no poca conversación, con las preguntas sobre la oficialización de la segunda temporada convertidas en recurrentes en redes sociales.

Entre tanto, ha tenido oportunidad de rodar dos nuevos largometrajes: el primero, una producción internacional de horror cósmico con Amazon Studios involucrada; el segundo, una comedia negra protagonizada por Alberto San Juan para Telecinco Cinema. Pero ninguno de ellos alcanza el interés que despiertan las 30 monedas.

'Libertad' de Enrique Urbizu

Si hablamos de directores con una mirada bien codificada, fácil de identificar, el caso de Enrique Urbizu es también bien relevante. En su caso, la ficción televisiva se ha convertido en su refugio después de alcanzar su mayor éxito con No habrá paz para los malvados. A esta le siguieron años cuando menos extraños para alguien que acababa de conseguir el Goya al mejor director y a la mejor película, como fue su caso con aquella. Tras la mala experiencia al frente de la adaptación televisiva de Alatriste y la cancelación de 2014 hijos de puta, su siguiente largometraje, el bilbaíno recaló en Movistar+, donde ha realizado dos series muy suyas: Gigantes y Libertad.

Si nos centramos en la última, la estrenada este mismo 2021, su propia naturaleza es especial: aunque concebida de inicio como una serie, finalmente se estrenó en formato doble, con distribución en salas de cine (montaje de 135 minutos) en paralelo al lanzamiento de los cinco episodios en la plataforma (200 minutos). “En la sala vemos y oímos de una manera, y en casa, de otra”, defiende el cineasta y profesor, que ha tratado de luchar contra corriente con un proyecto parco en explicaciones y exposiciones, cosa habitual en su corpus fílmico, en el que la trama y los personajes se desenvuelven de forma libre, reposada.

La vehemencia del realizador se impregna en el pulso de la puesta en escena, con planos amplios y sostenidos donde trata de apurarse el espacio para mandar información al espectador. También la violencia sin filtro, seca, que los suscriptores de Movistar+ recordarían previamente por Gigantes, y que también estaba presente en La caja 507 (los métodos de la mafia italiana para castigar a sus traidores; frente a las rutinas de las huestes del Lagartijo, cercenando orejas). Y también en los rostros de actores que conforman el reparto, donde se encuentran habituales como Manolo Caro, Óscar Higares o Juan Díaz; eso por no hablar de sus colaboradores en la sección técnica, como el compositor Mario de Benito o el director de fotografía Unax Mendía.

'Antidisturbios' de Rodrigo Sorogoyen

Descontando su episodio para la antología En casa, grabada en confinamiento, Antidisturbios supone el siguiente proyecto de Rodrigo Sorogoyen después de la sucesión de largometrajes Que dios nos perdone, El reino y Madre, que habían servido para determinar sus estilemas como autor. De hecho, a nivel temático, este estudio sobre los miembros de un grupo de antidisturbios sigue las líneas marcadas por El reino, en torno a un político de ámbito autonómico que inicia su progresiva caída en desgracia, tratando de sobrevivir dentro de ese maremágnum.

Transversal en su filmografía es la mirada ambigua sobre personajes de formas hoscas, a menudo antipáticos cuando no directamente detestables, algo en lo que es indispensable la contribución de su socia Isabel Peña, cofirmante de los guiones de todas estas películas, y responsable también del retrato de los volubles agentes encabezados por Raúl Arévalo. Pero también hay que hablar del nervio en el trabajo de cámara (donde destaca una vez más la presencia de Alejandro de Pablo), sin miedo a avasallar a sus personajes, y su gusto por las tomas largas.

Convertido en uno de los nombres más en boga del actual panorama, Sorogoyen saltó al Festival de San Sebastián con estos Antidisturbios, que le han marcado el camino a seguir en su carrera de forma más inmediata. Si bien ya gozaba de experiencia previa en el medio catódico, ahora se asienta convertido en un primera espada del audiovisual, justificando por sí mismo la atención a su siguiente proyecto, una ficción sobre la Guerra Civil de nuevo para Movistar+ que parte de una pretensión común: “Intentar entender a nuestros personajes, a nuestra sociedad pasada y presente y, por lo tanto, los tiempos en los que ahora nos encontramos va a ser, seguro, el mayor reto de nuestra carrera”. Todo ello, sin olvidar la dirección de una de las nuevas Historias para no dormir.

'El inocente' de Oriol Paulo

También Oriol Paulo tenía experiencia previa en televisión, pues ya había figurado en los equipos creativos de Nit i Dia y El cor de la ciutat. Sin embargo, El inocente llega para trasladar a un formato miniserie las inquietudes y tics que empezó a poner sobre la mesa con El cuerpo, Contratiempo y Durante de la tormenta. Estamos hablando de filmes de suspense que se sustentan, primero, en una trama criminal retorcida, a menudo en torno a la idea del falso culpable, sobre la que se ejecutan giros inesperados.

“Netflix es como una golosina que a todos nos apetece comer”, decía Paulo en 2017 con motivo del estreno de Contratiempo. “Me ha dado mucha vida hacer televisión sin pensar en estar haciendo televisión”, añadía entonces sobre la posibilidad de rodar Nit i dia sin pensar en audímetros o en otras consideraciones. Con El inocente acepta esa golosina, de la que dirige los ocho episodios, que están plenamente marcados no por esa concepción laberíntica del relato, sino por otras apuestas estéticas evidentes, desde las caracterizaciones extremas de sus actores (las pelucas que coloca a sus actores se han convertido en otra firma suya), así como aquellos que integran sus elencos: Mario Casas ya había abordado la figura del falso culpable en Contratiempo, pero tan importante como su presencia es la de un José Coronado habitual en sus repartos desde su primera película y que hasta ha intervenido en Nit i dia.

De cara al futuro, y tras el éxito a nivel internacional que ha supuesto la ficción, ya está en marcha su cuarto largometraje como director, Los renglones torcidos de dios, que parte como Después de la tormenta El inocente de una base literaria, en este caso, del escritor Torcuato Luca de Tena, y que seguirá enmarcada dentro de los parámetros del género policíaco-criminal.

'La fortuna' de Amenábar

Al igual que ya hiciera con Mientras dure la guerra, Alejandro Amenábar se ha aliado con Movistar+ para sacar adelante otra de sus grandes producciones. No es en este caso una película lo que ofrecerá al público, sino una serie, la primera de este director chileno-español de fama internacional gracias a títulos como Los otros, Mar adentro –por la que recibió el Óscar en 2004– y Ágora.

“He intentado hacer la serie que me gustaría ver en casa”, comentó el cineasta cuando el rodaje de La Fortuna concluyó el pasado mes de abril. La historia, inspirada en la novela gráfica El tesoro del Cisne Negro, de Paco Roca y Guillermo Corral, se estrenará en otoño y tiene como protagonistas a Álvaro Mel, Ana Polvorosa y Stanley Tucci.

Amenábar se sumerge con su último trabajo en las profundidades del océano Atlántico para relatar cómo los cazatesoros intentaron adueñarse de las riquezas que transportaba La Fortuna cuando acabó en el fondo del mar. “Insistí en rodar personalmente todos los episodios. Yo he querido el proyecto desde el principio. Me gustaba mucho el cómic y hemos conseguido lo que queríamos”, asegura el director.

La serie se desarrolla en la actualidad pero tendrá secuencias que recrearán el fatídico viaje de la fragata española en 1804, para lo que el rodaje se ha extendido desde la costa española hasta Washington. Con este nuevo título que se incorpora a su currículum, Amenábar amplía esa mirada histórica que tanto caracteriza sus producciones. Una mirada que ya le sirvió para contar la vida de la astrónoma Hypatia en la Antigua Roma, o los pasos decisivos de Miguel Unamuno antes de apoyar la sublevación militar contra el Gobierno de la República.

'Nada' de Paula Ortiz

Dejamos para el final los proyectos que aún están pendientes de fructificar, pero que cuentan ya con una identidad bien clara. Ahí está la adaptación que Paula Ortiz planea llevar a cabo de Nada, de Carmen Laforet, ganadora del premio Nadal en 1945. El proyecto, abordado por la productora Mediacrest, comenzó su desarrollo en 2019; pasada la crisis del coronavirus, aún no tiene cadena, pero la realizadora aragonesa advierte de que “es ya un proyecto con muchas novias”.

Hasta la fecha, había tenido dos adaptaciones cinematográficas, en los años cuarenta y cincuenta, a cargo de Edgar Neville y Leopoldo Torre Nilsson, respectivamente. Para Ortiz, el texto original no solo se encuentra de plena actualidad, por su reflexión en torno a la posición de la mujer en la sociedad, sino que encaja con su aproximación al cine a través de sus películas De tu ventana a la mía y de La novia, adaptación también, en su caso de las Bodas de sangre de Federico García Lorca.

En la misma línea que Nada, Ortiz ha desarrollado otros dos proyectos cinematográficos a partir de fuentes ajenas: actualmente tiene en postproducción Al otro lado del río y entre los árboles, adaptación de la novela de Ernest Hemingway rodada en inglés y con Liev Schreiber como protagonista; y también había anunciado el desarrollo de una película en torno a santa Teresa de Jesús a partir de La lengua en pedazos de Juan Mayorga.

Conviene recuperar sus palabras de 2016 para AISGE, al hilo de la ficción televisiva gracias a títulos como Juego de tronos y similares que “Son tan radicales que o eres fan o eres detractor. Hay cosas muy fuertes. Y a nivel de dirección, hay propuestas muy bestias. Y de guiones, también. Los grandes guionistas están ahí”, afirmaba sobre ese mundo en el que cada vez se ha involucrado más. Como Sorogoyen, firmó un episodio para la antología En casa de HBO; y acaba de participar también en otra bien distinta, Historias para no dormir.

Daniel Sánchez Arévalo

En los últimos días se han conocido nuevos detalles sobre la primera serie que dirigirá Daniel Sánchez Arévalo. No es, ni mucho menos, su primer contacto con la ficción por capítulos, pues comenzó como guionista de Farmacia de guardia y después pasó 12 años escribiendo “todo tipo de series”, según explicó él mismo cuando este 16 de junio anunció junto a Netflix las novedades de su próximo trabajo.

En torno a este proyecto sigue habiendo un gran hermetismo. Por ahora se desconoce su título y, en relación a la trama, sólo se ha desvelado que será la historia de cinco chicas treintañeras que son amigas íntimas desde el colegio y que realizan “un viaje catártico” que quizá les cambie la vida: “A mí sí me la ha cambiado”, indica Sánchez Arévalo.

Parece entonces un proyecto de suma importancia para el cineasta, que ya tenía ganas de abordar una historia femenina –en este caso cinco historias en una sola– para añadir diversidad a su filmografía, “mayoritariamente poblada de personajes masculinos”. Una filmografía en la que destacan multitud de dramas y comedias cuyos guiones se centran en las relaciones sociales, temática esta que no perderá de vista en una serie que escribirá y dirigirá en seis capítulos con ayuda de Atípica Films, productora de La Peste y La isla mínima.

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