Aviso: Spoilers

La dura escena de agresión homófoba con la que 'HIT' denuncia a la extrema derecha

'HIT' y la escena con el personaje de Jota

Marcos Méndez

En esta segunda temporada, HIT ha cambiado de alumnos y también de forma de desarrollar sus tramas. Cada uno de sus capítulos representa las problemáticas de sus jóvenes protagonistas, pero siempre se centra especialmente en uno de ellos, convirtiendo cada entrega en una profundización sobre sus circunstancias, sean las que sean.

Este jueves el capítulo fue especial para los fans de la serie porque supuso el reencuentro con los alumnos de la primera temporada. El protagonista Hugo quiso “enfrentar” a sus actuales alumnos con los personajes de Nourdin, Darío, Marga, Gus, Jaco, Silvia, Andrés y Érika; para demostrarles que si ellos quieren, pueden cambiar su futuro y establecer una vida más esperanzadora. También para saber qué fue de Lena, la única alumna de la primera temporada que quedó “descolgada”, como nos contó en su entrevista Daniel Grao.

Pero más allá de eso, el protagonista del capítulo fue Jota, el personaje interpretado por Manuel Soler. Gay, y con una autoestima por los suelos como demostró en el viaje en autobús hacia ese encuentro con los alumnos del Anne Frank, sirvió para representar el acoso al que se ven sometidos las personas LGTBI sólo por desear a alguien del mismo sexo.

La serie ya había dado detalles de los insultos que recibía por ser “maricón”, sobre todo del personaje de Román (Álvaro de Juana). Y fue precisamente él, junto a sus dos amigos de ultraderecha, los que urdieron un plan para engañar a Jota a través de una aplicación de citas y hacerle creer que tenía una cita con un chico. Jota, ilusionado, pensó que al fin iba a perder la virginidad y, con ayuda de su amiga Paula (Carlota Gurpegui) logró escabullirse del Anne Frank para acudir a la cita.

El punto de encuentro era un cementerio. Y como los dos fascistas tenían preparado, fue una experiencia traumática para Jota. Mientras uno de ellos lo grababa todo, el otro agarró por la espalda a Jota, le metió en los baños, amenazó con violarle, le bajó los pantalones, y luego le dejaron tirado, semidesnudo, en mitad del cementerio llevándose además sus pantalones. Y por si fuera poco, editaron el vídeo grabado para difundirlo por todo Puertollano ridiculizándole.

HIT, junto a Francis (Marta Larralde) y Paula no tardaron en llegar a ayudarle. Pero ya era tarde. Jota, en shock, tuvo que volver al Anne Frank y al mismo tiempo en el que cruzaba su mirada con Román, el vídeo llegó a los móviles de sus compañeros. Harto por llevar toda su vida siendo acosado, Jota explotó y se lanzó a por Román, teniendo que ser separado y mientras todos sus compañeros y Hugo hacían el vacío al joven fascista y le demostraban así la gravedad de sus actos.

Las consecuencias fueron más allá. El vídeo no sólo llegó a los compañeros de Jota, sino a todo Puertollano. Incluyendo a sus padres. Y su madre Lola (Teresa Hurtado de Ory), policía en el municipio, no aguantó tantos años de humillaciones. Se fue directa al Mesón del padre de Román, y se enfrentó a los dos fascistas que habían agredido a su hijo. Sacó su pistola, les apuntó con ella, y les hizo quedarse desnudos de cintura para abajo para que les grabasen así. Tras su pequeña venganza, entregó la pistola a su propio compañero y se “autodetuvo” por lo que había hecho.

Las lecciones no acabaron ahí. El capítulo demostró cómo para Jota el trauma fue enorme, pero también le sirvió para enfrentarse a su padre, un retrógrado que piensa que un hombre sólo puede amar a una mujer. Con su familia muy afectada y su madre (que sí le apoya sin importarle su opción sexual) en el calabozo, Jota tuvo valor para defender sus sentimientos, y cuando estaba a punto de tirar la toalla y renunciar a salir de casa, recibió el apoyo de sus compañeros desde la calle. El mismo apoyo que ahora niegan a Román, señalándole por sus actos y el sufrimiento que provocan.

Al final del capítulo, HIT volvió a tomar la palabra para dirigirse a sus alumnos (y a los espectadores). Y lo hizo para dar un discurso de tolerancia, de comprensión, y contra el odio. Por el amor, citando a Jean Cocteau: “El verbo amar es difícil de conjugar: su pasado no es perfecto, su presente es sólo indicativo y su futuro siempre es condicional”.

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