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‘Peaky Blinders’, el fenómeno mundial que llega sin promoción a Netflix

Cillian Murphy en la temporada 6 de 'Peaky Blinders'

Lorenzo Ayuso

El pasado domingo 3 de abril, los espectadores de Reino Unido asistían al desenlace de una de las series que han marcado época durante la última década, Peaky Blinders. El episodio Lock & Key servía para zanjar la saga de Thomas Shelby y para culminar fulgurante trayectoria televisiva de esta creación de Steven Knight nueve años después de su inicio. Desde su estreno en 2013 en BBC, este drama criminal ha crecido hasta adquirir magnitud mundial, tomando categoría de fenómeno cultural más allá de las islas, con capacidad para incluso influir en la moda contemporánea, y con fuerza suficiente como para reafirmarse como lucrativa marca de la radiotelevisión pública británica en un mundo de IPs explotadas hasta la saciedad por las grandes corporaciones.

Han pasado dos meses desde el final de una serie que ha reunido las miradas de medio mundo, España incluida, pero que en nuestro país, como en el grueso de los mercados internacionales, no llegaba hasta este viernes 10 de junio, a través de Netflix, compañía que atesora sus derechos de distribución internacionales. Una situación ciertamente anómala en el panorama actual de la comunicación, que prioriza la inmediatez y el consumo simultáneo. Más aún si observamos la poca atención que el esperado lanzamiento ha tenido por parte de su poseedora.

La extraña situación de 'Peaky Blinders' en el mapa del streaming

Hay formatos que se dan ya por amortizados por parte de las plataformas, que no necesitan -o no consideran que lo necesiten- de promoción o publicidad alguna para atraer la atención. Podría inferirse de ello que tampoco precisan de esfuerzo, porque su bagaje y el interés acumulado con los años lo hacen por ellos. Esto se puede decir de la relación de la plataforma que rigen Reed Hastings y Ted Sarandos con respecto a Peaky Blinders, una ficción que se ha hecho notar en su catálogo como uno de sus grandes valores, pero que por otro lado no pertenece como tal a la empresa: aunque buena parte del mundo la haya catado gracias a Netflix, esta solo tiene los derechos de distribución internacional, siendo propiedad de la BBC.

Esto determina inevitablemente la gestión de este activo por parte del servicio de streaming. En primer lugar, por el margen de maniobra que ha de dejar a la cadena estatal británica para su explotación, tanto en la televisión lineal como en su servicio a la carta; como también por la baja prioridad que tiene el título en sí mismo dentro de los planes de la plataforma frente a sus auténticos Originals.

Esto, como analizáramos en su día, supone un desafío a la piratería en un momento en que el público no solo cuenta con una atención más limitada al torrente incuantificable de estrenos semanales y mensuales; sino también con una menor paciencia a la hora de esperar a la aparición en ventanas legales de los productos más demandados, como este. Más aún, cuando han pasado casi tres años desde el final de la quinta temporada para poder disfrutar de la sexta (una larga espera motivada, por supuesto, por las complicaciones derivada de la pandemia mundial de la covid-19).

La mínima promoción de Netflix

Peaky Blinders estrenaba su temporada 6 el pasado 27 de febrero siguiendo la tónica habitual, con 3,8 millones de televidentes pendientes de la premiere en BBC One. La cifra superaba al récord previo, marcado precisamente por el final de la tanda anterior en septiembre de 2019, que anotó un seguimiento de 3,7 millones. Durante el resto de la tanda, la serie bajó ligeramente sus prestaciones hasta alcanzar los 3,3 millones en el sexta y definitivo episodio, que marcó picos de 3,7 millones.

Todos estos números se refieren solo a la emisión convencional en el prime time del primer canal público inglés, y sin contabilizar el consumo diferido, que dispara estos números. En el caso del final de la serie, hablamos de 5,2 millones de televidentes, por ejemplo.

Esto no repercute en la política de Netflix con respecto a la serie, que no ha visto preferente potenciar la campaña publicitaria: los seis episodios componentes de esta última remesa llegaban sin apenas promoción. Ni a través de sus perfiles en redes sociales, donde se ha difundido muy poco material, como un vídeo a dos días del lanzamiento; como a nivel de medios de comunicación: en verTele solicitamos screeners de la temporada final para poder dar cobertura crítica a este desenlace, sin que se facilitaran.

Sin embargo, este mínimo trabajo sobre Peaky Blinders por parte de la OTT parece quedar justificado si observamos que también en las redes sociales la ficción parece atesorar autonomía propia. Durante los últimos días, no ha sido raro que el título ascendiera en la lista de trending topics de Twitter, gracias al apego y afán de los usuarios de la red de microblogging.

Han sido estos, y no tanto la plataforma que la posee (que sí ha entrado a interactuar con ellos, cabe decir), los que han revalidado la posición acomodada de la serie en el imaginario audiovisual reciente. Los que han acusado la, si queremos, anacronía de su distribución. En cualquier caso, Peaky Blinders se reconfirma como una ficción autosuficiente en un panorama tan competido como el presente.

Las claves narrativas de la temporada final de 'Peaky Blinders'

Poco conviene contar del argumento de la temporada 6, más allá del hecho de que los Shelby se enfrenten ante sí a una situación crítica, después de haber sido traicionados al final de la temporada 5. Una situación que aprovechaban los fascistas liderados por Oswald Mosley y también los Billy Boys.

El auge del fascismo será una de las claves de estas entregas definitivas, que comienzan con Tommy recobrando la compostura tras haber intentado suicidarse justo en los últimos minutos de la tanda anterior. El relato, entre otros asuntos, resolverá la ausencia de Helen McCrory como Polly Gray, tras haber fallecido a causa de un cáncer poco antes del rodaje de las nuevas entregas, antes de colocarnos en 1933, con el protagonista en Estados Unidos.

Sin entrar en más detalles, hay que recordar que el final de la serie no lo será, necesariamente, el de la marca, con futuro más allá de la pequeña pantalla: con un videojuego ya en el mercado, Peaky Blinders: Mastermind; está por venir una película cuyo rodaje se espera para 2023. Luego, Steven Knight ya ha avanzado el desarrollo de diversas ideas para spin-offs. El futuro de la saga está asegurado, más allá de otras consideraciones.

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