ANÁLISIS

Las series de Marvel en Disney+: entre lo novedoso y lo fallido, con un amplio margen de mejora por delante

Aviso, spoilers: este artículo contiene detalles ocurridos en 'Bruja Escarlata y Visión', 'Loki' y 'Falcon y el Soldado de Invierno'.

Con el final de Loki recién salido del horno, las series en acción real del Universo Cinematográfico Marvel se toman un descanso hasta nuevo aviso, dejando que sea la animada ¿Qué pasaría sí...? (What If...?) la que entretenga al público marvelita durante lo que resta de verano. Este impasse, que se alargará hasta la llegada de Ms. Marvel o Ojo de Halcón en algún momento de aquí a final de año, se presenta como una buena oportunidad para reflexionar sobre lo que hasta ahora nos han dejado las tres primeras series del MCU en Disney+. Es decir, Bruja Escarlata y Visión, Falcon y el Soldado de Invierno y la ya mencionada Loki.

Tres producciones diferentes, pero con muchos aspectos en común, con las que Marvel Studios ha vuelto a acaparar la conversación cultural en sus niveles más mainstream. Esta vez semana a semana desde enero con tres series, 21 episodios, cinco grandes protagonistas y un sinfín de revelaciones y nuevos personajes que, en su conjunto, pasamos a valorar a continuación.

Las series Marvel, contra las ideas preconcebidas

Al contrario de lo que ocurre con el 99% de las series de televisión, cuando nos ponemos a ver el primer episodio de una serie del Universo Cinematográfico Marvel ya conocemos de antemano a sus principales protagonistas, la relación entre ellos y la historia que cargan a sus espaldas. Lo que otras ficciones tardan capítulos, incluso temporadas en construir, las series del MCU lo traen de serie, valga la redundancia, porque previamente han construido ese mismo background durante más de una veintena de películas. Esto, unido a la infinidad de rumores que rodean cualquier producción marvelita y al hecho de que sus historias estén basadas en otras contadas previamente en los cómics, condicionan el visionado hasta hacerlo diferente al de una ficción al uso.

Si con una serie normal nos dejamos llevar sin más, las producciones del MCU para Disney+ nos invitan a construir una idea preconcebida de lo que vamos a ver y de los personajes que en ellas van a aparecer. Pronósticos que en Bruja Escarlata y Visión, Falcon y el Soldado de invierno y Loki fueron cogiendo fuerza con cada tráiler, con cada capítulo o, incluso, con cada declaración pública de sus responsables para, llegado el momento, dar un giro y ofrecer una cosa completamente distinta a la esperada.

Por ejemplo, Falcon y el Soldado de Invierno no acabó siendo por completo esa buddy movie al más puro estilo Arma Letal que se vaticinaba, con Sam Wilson y Bucky Barnes soltando chascarrillos mientras daban lo suyo a los malos. En Bruja Escarlata y Visión no tuvimos ese “gran cameo” final en forma de Mefisto o Reed Richards, ni tampoco una introducción del multiverso y los X-Men de la mano de Evan Peters, cuya aparición como Pietro Maximoff fue más bien un gancho, una jugarreta, por parte de los responsables de la serie. Y en cuanto a Loki, tampoco ha sido esa versión marvelita de El silencio de los corderos o Seven que insinuaban sus dos primeros capítulos.

No podemos culpar a Marvel -o no al menos al 100%- de que espectadores como el que escribe estas líneas se monten sus propias series en la cabeza en función de lo que ven, leen y oyen, y luego se sientan decepcionados cuando lo visto en pantalla no se ajusta a lo que habían imaginado. De hecho, este juego de insinuar una cosa y ofrecer otra habla bien de la voluntad del Universo Cinematográfico Marvel por salirse de la norma y utilizar la televisión como un medio para explorar nuevas historias y nuevas narrativas fuera de ese molde que, según los más críticos, hace que todas las películas del MCU parezcan iguales desde la inaugural Iron Man (2008). Otra cosa es que el camino emprendido en las series haya dado el mismo resultado que el de las películas, que no ha sido el caso.

El ritmo de información y un invitado inesperado

Después de la épica, histórica y mastodóntica Vengadores: Endgame (2019), así como de su epílogo Spider-Man: Lejos de casa (2019), lo siguiente que vimos del MCU fue a Wanda Maximoff moviendo platos de cocina con la mente dentro de una sitcom de los años 50. Los tres primeros episodios de Bruja Escarlata y Visión, que como consecuencia de la pandemia se estrenaron antes que Falcon y el Soldado de Invierno, fueron una declaración de intenciones por parte de Marvel de sorprender al personal y usar el formato serializado para hacer cosas diferentes.

Y así lo ha hecho con Bruja Escarlata y Visión, Falcon y el Soldado de Invierno y Loki. O lo que es lo mismo, una serie que juega a homenajear a las comedias clásicas, otra que se asemeja a un thriller de espías y otra que se sumerge en la ciencia ficción, viajes en el tiempo incluidos. Tres ficciones muy diferentes que, más allá de las similitudes intrínsecas a su propia naturaleza marvelita, también comparten varios puntos en común.

Uno de los más evidentes es que las tres, en mayor o menor medida, sufren los problemas del MCU a la hora de adaptarse al medio televisivo. Digamos que son películas atrapadas en varios capítulos de televisión. Algo que se aprecia en algo tan básico como es el reparto de la información a lo largo de los diferentes episodios. Loki, por ejemplo, ha abusado tanto de la sobreexposición que una de sus señas de identidad ha sido mostrar a dos o más personajes sentados alrededor de una mesa hablando minutos y minutos sobre un mismo tema.

En los tres primeros capítulos de Bruja Escarlata y Visión -que un servidor defendió fervientemente como ejercicio rompedor dentro de los parámetros Marvel-, la trama solo avanzaba gracias a una o dos escenas, centrándose el resto de metraje en homenajear con sumo encanto las sitcoms de antaño. Y en lo que respecta a Falcon y el Soldado de Invierno, sabido es que su trama villanesca, los Sin Banderas, no terminó de entenderse por falta de información -supuestamente por la eliminación de una trama en la sala de montaje-.

En cualquier caso, esta abundancia o ausencia de información ha contribuido a que las series de Marvel en Disney+, especialmente Falcon y el Soldado de Invierno y Loki, hayan contado con una presencia inesperada en producciones del MCU: el aburrimiento. Sí, ambas han tenido pasajes soporíferos construidos a base de malas decisiones o, en su defecto, han desechado buenas ideas que estaban funcionando hasta ese momento. Especialmente doloroso es lo ocurrido con Loki y el agente Mobius, cuya química durante los dos primeros capítulos era apabullante. Sin embargo, la serie tomó otro rumbo a partir de un plomizo tercer capítulo y las interacciones entre ambos cayeron en picado. Y con ellas, gran parte del encanto de la serie.

En Falcon y el Soldado de Invierno, más allá de los problemas con Los Sin Banderas nos encontrado con un Sam y un Bucky cuyos mejores momentos los han protagonizado en solitario -Sam al final, Bucky al principio-. Y esto, en una serie que se llama Falcon y el Soldado de Invierno, es un problema. Más aún si otros personajes, como John Walker, Isaiah Bradley y el Baron Zemo -baile viral incluido-, terminan siendo más interesantes que los dos protagonistas.

Al final ha sido Bruja Escarlata y Vision, con su decisión de acercarse a la fórmula Marvel tras su desconcertante inicio en blanco y negro, la que mejor se ha desenvuelto y la que, en líneas generales, mayor sensación ha dejado de que todo el rato estaban pasando cosas en pantallas. Aunque muchas de ellas fuesen en lugares comunes para el público marvelita.

Los nuevos personajes revitalizan el MCU

Evidentemente, las tres series han dejado cosas positivas. Ya hemos hablado de su manifiesta voluntad por salirse del patrón Marvel para explorar nuevos territorios y, por el camino, plantear diversos debates. Falcon y el Soldado de Invierno, por ejemplo, aborda con interés la importancia de los símbolos y aprovecha el más poderoso que tiene a su disposición, el escudo del Capitán América, para reflexionar sobre el racismo de la sociedad estadounidense.

Loki, sin embargo, desaprovecha la proclamada bisexualidad del personaje para enamorarlo de inmediato de una mujer, aunque a cambio hace un arriesgado ejercicio por reinterpretar al Dios del Engaño ofreciendo su cara más temerosa y desesperada. Una versión más humana, si se quiere, que choca frontalmente con la vista en las películas, pero que le da un nuevo enfoque al hermano de Thor para evitar que caiga en la reiteración.

Además, cada una de las series nos ha dejado un desfile de nuevos y estimulantes personajes. Agatha Harkness y Monica Rambeau, en el caso de Bruja Escarlata y Visión; John Walker, Isaiah Bradley y la Condena Valentina Allegra de Fontaine, en Falcon y el Soldado de Invierno; y Sylvie, Mobius, Loki clásico y “Kang” en Loki han sabido aprovechar su espacio, o lo tendrán especialmente en el futuro, para interés y refresco de un MCU obligado a renovarse de cara al futuro. Sin olvidar a viejos conocidos como Sharon Carter y el ya mencionado Barón Zemo, recuperados para la causa tras años en el olvido.

Por todos estos nombres pasa gran parte del futuro del Universo Cinematográfico Marvel tanto en cine como en televisión. Ese futuro que Bruja Escarlata y Visión, Falcon y el Soldado de Invierno y Loki han empezado a construir con un resultado dispar. Porque sí, las tres han cumplido a la hora de cambiar el estatus de sus protagonistas, han abierto un sinfín de posibilidades en el MCU, han contado con puestas en escena llamativas y han ofrecido buenos ratos de puro entretenimiento. A menudo, tirando por caminos nada fáciles. Pero también sus virtudes han quedado parcialmente deslucidas por ideas bienintencionadas, pero ejecutadas de una forma muy irregular y fallida.

Esto lo han sufrido especialmente Falcon y el Soldado de Invierno y Loki. Dos producciones más interesantes, sobre el papel, que Bruja Escarlata y Visión -especialmente la segunda de ellas- pero peor resueltas a posteriori. Hasta el punto de ser aburridas a ratos y, en el caso de Loki, poco estimulante a nivel de dirección, con un abuso del plano/contraplano en muchas de sus escenas. Algo, que duda cabe, impropio de Marvel Studios, pero que no tiene por qué pesar de cara a futuras producciones. De hecho, la serie de Tom Hiddleston tendrá una nueva oportunidad en su ya anunciada segunda temporada. Antes, eso sí, será el turno de Ms. Marvel y Hawkeye. Dos lienzos en blanco dentro de Marvel que, esperemos, La casa de las Ideas sepa explotar como es debido.

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