Entrevista

Arturo Valls: “Cualquier día de estos, me cambio con Carlos Sobera en Antena 3”

Arturo Valls: "Cualquier día de estos, me cambio con Carlos Sobera en Antena 3"

Arturo Valls (Valencia, 1975) disfruta del éxito con ¡Ahora caigo!, el concurso que hace dupla con Atrapa un millón en las tardes de Antena 3, y que este miércoles 7 de diciembre vuelve al prime time con una edición especial con famosos de su concurso. Lo hace justo una semana después de que interviniera en la gala final del talent show Tu cara me suena, haciendo las veces de Britney Spears.

El actor y presentador, que hasta el pasado viernes también estaba en laSexta con la serie BuenAgente, ha concedido una entrevista en la que habla de lo que más le atrajo del programa que presenta diariamente, de las que considera las claves de su éxito, y de su relación con Carlos Sobera, la otra cara de las tardes de la cadena de Planeta.

¿Qué es lo que más le atrae de “¡Ahora caigo!”?

Lo que más me atrae del programa son las luces del plató, la combinación de colores me encandila (risas).

¿Cuál cree que son las claves de su éxito?

La combinación de un clásico del humor y de la comedia que son las caídas, ver a la gente cómo se cae. Esto siempre funciona.... Combinado con preguntas accesibles para el gran público. El tercer ingrediente sería la simpatía del presentador (risas).

¿Qué atributos o rasgos tiene que tener un buen concursante?

Sobre todo, no ser neutro. Que sea o muy simpático o muy odioso. (risas) Que caiga muy bien o muy mal, pero que no sea neutro porque no aporta nada. Que sean concursantes que den juego, que se alegren, que disfruten, que lo vivan, que se enfaden… Hay gente con la que conectas más y otra a la que estás deseando que se caigan, y eso también funciona.

¿Cuál ha sido el concursante que más le ha impactado?

Recuerdo a Josean, aquel que hacía que llamaba a su madre por teléfono, retaba a todos los concursantes y les decía “me recuerdas a mi ex novia” y cosas así. Era muy gracioso, y Twitter echaba humo de los comentarios sobre él. Ya prometía cuando estaba en maquillaje, porque se estaba grabando a él mismo con su móvil y pensamos: “esto promete…” (Risas).

Luego está Gabriel, el filósofo, que adornaba todas las respuestas, y que cuando cayó el público aplaudió mucho. Eso sí, era muy majo.

¿Nos puede contar alguna anécdota destacable que haya vivido en el programa?

No, es que no se pueden contar, pero han pasado cosas muy divertidas. Ahí lo dejo (risas).

¿Ha probado usted la caída libre de la trampilla?

Sí, la probé el día que hicimos el especial de Halloween. Me tiraba por la trampilla y luego lo editaron al revés para hacer el efecto de subida, aparecía del fondo de la trampilla.

Reconozco que desde que lo he probado me da más pena tirar a los concursantes. La sensación de no saber cuándo se va a abrir, es como una atracción de feria en la que se te sube el estómago. Ahora me pongo en su lugar y me da un poco de reparo entretenerles hasta que caen.

¿Acciona usted la trampilla o lo hacen desde control?

La accionan desde control y yo lo que hago es “marear la perdiz” hasta que caen.

¿Cuál ha sido el momento más emotivo que ha vivido en “¡Ahora caigo!”?

Cualquiera en los que notas que el concursante iba a hacer un regalo especial, o que su sueño era irse a no sé dónde de viaje, o la emoción reflejada en sus ojos cuando ganan mucho dinero… Esos momentos son muy emotivos. También cuando no se esperaban llevarse nada y, de repente, se llevan 5.000 euros, les ves unas cara de emoción impresionantes, y eso te llega.

¿Y el más tenso?

A lo mejor cuando he provocado que sigan jugando, que no se planten, y al final lo pierden todo. Me voy a casa con un dolor… Ya les aviso antes de que yo voy a intentar que jueguen, pero la última palabra la tienen ellos. Hay algún concursante que a lo mejor ha llegado con 8.000 o 10.000 euros y le digo: “Venga, juega una más y te puedes llevar el doble”. Y, de repente, fallan y no se llevan nada. Me acuerdo que una chica de Sevilla me llegó a decir, después de perder el dinero, “te odio, te odio”. Le contesté: “Mujer, esto es un juego”, y ella me respondió: “vale, no te odio, pero me caes muy mal”.

¿Y el más divertido?

A partir de un momento de tensión, en un duelo, dijo el concursante central, que era sevillano, “aquí hay más tensión que cagar sin pestillo” (risas). Me descolocó, me entró la risa a mí, al Arturo Valls ser humano y no al presentador. Es una expresión muy buena y muy cierta.

¿Se atrevería a intercambiar su puesto de presentador y ser concursante por un día?

Pues sí, ¿por qué no? Pero creo que sería un concursante un poco malo porque me aturullo enseguida, me puede la tensión del paso de los segundos que se acaban. Mucha gente me dice: “Yo me las sé todas”, pero en casa. Luego en el plató, con la trampilla bajo los pies, los nervios, con la tensión del qué te dirán tus amigos si lo haces mal, las letras no te cuadran.

En un futuro, ¿cómo cree que recordará “¡Ahora caigo!” y su paso por el concurso?

Más que un recuerdo, sería un deseo que ¡Ahora caigo! se recuerde como uno de los programas que se sumó al cambio del tono de la televisión en España, junto a Atrapa un millón, sumó su granito de arena para volver al entretenimiento más puro y blanco.

Si concursara, ¿qué capricho se compraría con el dinero ganado?

¿En plan capricho o ilusión de toda la vida? Me gustan mucho los coches clásicos, me compraría uno, un deportivo o un Spider.

¿Qué le parece el éxito que están teniendo tanto ustedes como “Atrapa un millón”?

Es muy ilusionante porque ves que la gente ve otro tipo de televisión. Me hace ilusión que se apueste por este género y ahí están los números. También es verdad que el buen funcionamiento de Atrapa un millón me ayudó a decidirme a aceptar la propuesta de presentar ¡Ahora caigo!.

¿Le cambiaría, por un día, el puesto a Carlos Sobera?

Si, ¿por qué no? Cualquier día de estos nos cambiamos, me encantaría. Carlos es un maestro entre los presentadores de concursos.

¿Se atrevería a abrirle la trampilla a Carlos Sobera?

Si falla, claro que sí. Hay que abrir si se equivoca (risas).

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