Aviso: Spoilers

'LQSA' cerró temporada con adiós de una vecina y ¿una muerte?

'LQSA' cerró temporada con adiós de una vecina y ¿una muerte?

AVISO, SPOILERS: A continuación serán desvelados detalles del final de la novena temporada de 'La que se avecina'

'La que se avecina' cerró este lunes su novena temporada en Telecinco. Y lo hizo con un capítulo navideño que dejó momentos de todo tipo. Uno de ellos, el más impactante, cargado de suspense. La Cuqui quiere perder de vista por completo a Amador, y para ello toma una drástica decisión: contratar a un sicario para que acabe con su vida.

Sin embargo, ella se arrepiente en el último momento, y acude en su búsqueda para intentar evitar un trágico desenlace. Pero no lo consigue. El sicario coge su pistola y abre fuego apuntando a Amador. Éste, fruto del lógico miedo, se esconde tras su hermano, Teodoro, que es el que acaba recibiendo en el pecho el impacto de la bala.

Tendido en el suelo, Teodoro se debate entre la vida y la muerte. Una situación que no se resuelve, quedando en el aire el futuro del personaje.

Una vecina se despidió de Montepinar

El final de la novena temporada supuso, a priori, el adiós de una vecina de Mirador de Montepinar. Hablamos de Fina, que dejó la urbanización para alegría del resto de habitantes de la misma, que lo celebraron por todo lo alto.

Eso sí, esta decisión no la tomó Fina por voluntad propia, sino obligada por su hiejo, Diego. Éste descubrió la extraña 'afición' de su madre, que no es otra que recopilar muestras de sangre y fichas de todas sus novias. Ante tal descubrimiento, decidió que lo mejor era que Fina dejara Montepinar rumbo a un centro psiquiátrico.

Menchu y Yoli, nuevas propietarias

Enrique, tras quedarse sin casa por culpa de Araceli, opta porque vivir en la casa de Judith, que está vacía. O eso pensaba él, pues al introducir la llave se da cuenta de que la cerradura está cambiada. Para su sorpresa, las Morcillo han comprado el piso a un precio muy barato porque la psicólogo pelirroja “estaba loquita por quitárselo de encima. Se ve que aquí no era feliz”.

“Ahora ya somos propietarias, a ver quién nos calla ahora”, dicen las nuevas vecinas con risa malvada ante el estupor de Enrique.

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