Entrevista Vertele

Mónica Naranjo desvela su momento “más duro” en 'Pequeños Gigantes' y el juez “más blando”

Mónica Naranjo desvela su momento "más duro" en 'Pequeños Gigantes' y el juez "más blando"

‘Pequeños Gigantes’, el talent show infantil de Telecinco, estrena esta noche su segunda edición. Vertele, junto a otros medios, pudo hablar con Mónica Naranjo, que nos contó su experiencia como jurado del programa.

¿Cómo valoras tu paso por el programa?

Sin lugar a dudas ha sido la experiencia de mi vida televisiva. Cuando me llamaron yo acababa de hacer en Antena 3 ‘Tu cara me suena mini’ y la experiencia de trabajar con niños me fascinó porque todo es tan palpable, tan de verdad, tan poco manipulado que no me pude negar. Aquí era un contexto completamente distinto, aquí sí que verdaderamente focalizaban una virtud, un talento. Hemos vivido momentos impresionantes, tenemos unos niños en nuestro país con un talento y un virtuosismo tremendo. Nos podemos sentir muy orgullosos.

¿Hay algún concursante que te haya llamado especialmente la atención?

El primer día que hicimos el casting final, nosotros tres (Flo, Marbelys y ella) lo pasamos mal. No se tendría que haber ido nadie. Os daréis cuenta.

Hemos visto en el avance que habéis tenido que separar a dos hermanas. ¿Ha sido uno de los momentos más difíciles?

Es el caso de dos hermanas muy unidas. Ha sido difícil porque vienen muy preparados este año, vienen con muchísima ilusión, focalizando una energía sobre el escenario que para mí es conocida porque es bastante adulta. No es una energía inmadura, es todo lo contrario, es como si no hubiera un mañana. Ha sido muy fuerte.

En la presentación hemos visto muy buen rollo entre el jurado. ¿También se verá reflejado en el programa?

Peor todavía. Yo el otro día estaba viendo el primer programa y Flo nos lía siempre. A Marbelys le dice una cosa a la oreja, a mí me pasa una nota y, claro, al final te pilla la cámara y no es serio. “Tío, dímelo, pero no me lo pongas por escrito”. Hay momentos muy divertidos. Trabajar con ellos para mí ha sido toda una experiencia.

¿Cómo reaccionas cuando un niño se te pone a llorar? ¿Qué sensaciones tienes en ese momento?

Pues de bicho. Es que es muy difícil. Cuando trabajas con adultos y tienes que tomar decisiones lo toreas mejor, pero con un niño por mucho tacto que tengas, por mucho cariño que haya en las palabras es un niño, y lo niños son muy sensibles y es muy fácil quebrarlos sentimentalmente. Yo creo que es una de las cosas que peor he llevado porque era una congoja real. Para ellos no es un concurso, es un juego donde vienen a hacer amigos. No como los adultos, que vamos a los talent show a concursar y, bueno, si alguien nos cae bien pues mantenemos una conversación, pero tampoco llegamos a más. Los niños no, tienen la capacidad de querer de verdad y de poder compartir.

¿Los adultos se toman peor una eliminación?

No, lo que pasa es que los niños se lo toman de forma muy constructiva. Trabajan los errores con su coach, y lo trabajan con una disciplina de soldado. Un adulto depende de la edad y la experiencia que tenga. Tiene ese ego que a los artistas siempre nos mata porque, por culpa del ego, cometemos errores insalvables.

¿Qué dibujos te han regalado los concursantes?

No te lo voy a decir (risas). Era una forma de decir “os queremos mucho, hoy me he portado bien”. Te dibujaban una cosa bonita y te ponían una nota, por si no me había enterado de qué iba la historia (risas).

¿Has tenido que rebajar tu lenguaje técnico para adaptarte a los niños?

Los niños no me han entendido ni en el primer día ni en el último (risas). Ellos hablaban un idioma y yo hablaba otro. Es normal, son muy pequeños, y cuando les hablas de la preparación, la disciplina, el trabajar en un ejercicio les suena a chino. Pero después se lo explican. Es que nosotros, los músicos, cuando hablamos de música lo hacemos con muchos tecnicismos.

¿Os habéis enfrentado mucho los miembros del jurado o habéis llegado a decisiones consensuadas?

Siempre ha habido mucho respeto entre nosotros porque cada uno tenía su categoría. Por lo tanto, si Marbelys decía blanco, era blanco. Si Flo decía blanco, era blanco. Y yo igual. A veces, la conversación era más larga cuando se trataba de algo más específico. Pero yo creo que ha habido mucho equilibrio entre nosotros, con lo cual el trabajo se ha visto también reforzado hacia ellos.

De vosotros, ¿quién es el más emotivo?

El más blando es Flo, es un blando de cuidado. Le quiero tanto porque tiene un corazón enorme. Sino no le querría, porque es muy pesado (risas).

¿Has aprendido algo de los niños?

De los niños aprendes constantemente. Yo tengo un hijo de 23 años y ha sido mi gran maestro. Cuando tienes un hijo o cuando tienes sobrinos o tu vida gira en torno a los niños, nos convertimos en personas mucho más sensibles y sabias, porque están descubriendo la vida con seis sentidos. Nosotros, en cambio, tenemos cinco o a veces cuatro, porque estamos tan atareados y tenemos tantas responsabilidades que pasa la vida y no nos damos cuenta de nada. Sin embargo, cuando les observas te preguntas en qué momento perdí la inocencia. Qué pena haberla perdido, bendito tesoro.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?

Yo era un trasto, déjalo (risas).

¿Tú te hubieras presentado a algún talent show cuando eras pequeña?

Sí, porque viniendo de una familia muy humilde no he tenido ocasión de tener una formación hasta los 15 años, que en mis 15 años se podía trabajar. Estudiábamos y trabajábamos, con lo cual el dinero lo gastábamos en formación. La oportunidad que te da un talent show como ‘Pequeños Gigantes’, que no te toca un viaje a Disney sino que te da una beca de estudios para que el que de verdad quiera ser artista y quiere seguir formándose, tenga una gran oportunidad.

Para conseguir esa beca tienen que pasar por un programa de televisión. ¿Crees que hay poco apoyo a la cultura?

Culturalmente estamos huérfanos. Estando huérfanos los que ya estamos, ¿crees que van a abrir academias con nuestros impuestos para que los chavales también se curtan y se preparen culturalmente? No, todo es privado y son carreras caras porque son al mes. El que quiere ser cantante tiene que estudiar en un conservatorio, con una profesora de canto o con un coach. Necesita una cantidad de estudios enorme y eso, una familia con tres hijos, con un sueldo de 700 o 1.000 euros, ¿cómo lo hace?

¿Crees que los talent show sirven como trampolín para empezar una carrera?

Sí, lo que pasa es que la situación es difícil. Nosotros, cuando empezamos, también lo tuvimos difícil, no había tantos medios. Lo que había era muchísima disciplina y muchas ganas. La gente de mi quinta, si algo hemos tenido, ha sido disciplina y tenacidad, por eso aún nos mantenemos. Los que están ahora mismo tienen otro tipo de dificultades.

Etiquetas
stats