Adelanto de este viernes a las 22:40h en Cuatro

Samanta Villar, en el jacuzzi con Iván Sánchez

Samanta Villar, en el jacuzzi con Iván Sánchez

Faltan cuatro días para que Maxi Iglesias celebre su cumpleaños en una fiesta sorpresa. Samanta Villar descubre con él y con otros hombres de exposición pública cómo han llegado al éxito, qué hacen para mantenerlo y el papel protagonista que en todo ello, tiene su imagen. “La tele hace que la gente se fije en ti”, reconoce Maxi. “Pero luego te ven y dicen: ¡Oye, el de la tele no está nada mal!”.

Maxi Iglesias se define como alguien precoz: “a lo mejor he vivido experiencias antes de tiempo por haber estado trabajando desde muy joven”. Debutó como actor a los seis años, pero la fama no le llegó hasta los 16, a través de la serie Física o Química: “Cuando empiezas, no eres consciente de lo que va a ser. Una semana antes de estrenarse el primer capítulo, la gente ya te reconoce por la calle”. Maxi, de 22 años, es consciente de los peligros que conlleva un salto al estrellato tan temprano: “Se te puede ir la olla muy pronto con el dinero, las fiestas, el hecho de que todo el mundo quiera contar contigo, de que todo sean invitaciones…”.

Samanta lo acompañará en los preparativos de un evento importante: no puede vestirse con lo primero que pilla, sino que debe ser asesorado para aparecer en eventos y fotos que estarán circulando por la prensa durante varios meses. También compartirá con él su gran pasión: el riesgo de conducir en un circuito cerrado, soltando adrenalina entre giros y frenazos. Por último, conocerá su lado más cercano: irá con él a un partido de fútbol con sus amigos y a sus clases en el instituto donde está estudiando un ciclo superior de formación, pues es consciente de que la fama puede no durar para siempre.

“La televisión potencia la armonía”

Iván Sánchez también es actor y ha aparecido en varias series de televisión. El deporte es una parte importantísima de su vida: practica pádel, natación y escalada en un exclusivo gimnasio de Madrid. Después, él y Samanta se relajan en un jacuzzi, donde el actor le confiesa sentirse perseguido por todo tipo de mujeres (“las guapas, pero también las feas”) y le cuenta quiénes son los hombres que le parecen más seductores: Javier Bardem, tal vez “por admiración hacia su trabajo”; y Sean Connery, alguien demuestra para él que el seductor no tiene edad.

Samanta estará con él en su casa mientras se viste y se pone a punto para asistir a un acto importante: un evento solidario al que acuden numerosos actores y rostros muy conocidos de la televisión. Allí se encuentran con varios amigos de Iván, como Daniel Guzmán, Dani Muriel, Jesús Olmedo o Jordi Rebellón, su compañero en la serie Hospital Central. También estará allí Elia Galera, la pareja de Iván, con la que tiene dos hijos. Al actor le molesta que, en ocasiones, se hable más de su vida privada que de su trabajo. Pero es consciente de lo que conlleva ser actor y atractivo: “La televisión potencia lo bonito, la armonía”, afirma. “Yo tengo una imagen y, en mi trabajo, la exploto de alguna manera”.

Veremos también la parte más desconocida de Iván Sánchez: su trabajo como empresario. Samanta va con él a una comida con su socio Mario, con el que trabaja en un proyecto para una nueva serie. “Lo que engancha tanto de la interpretación es que te permite ser otra cosa sin que pase nada”, explica Iván, al que le veremos poner a punto esta teoría en los ensayos de su nueva obra de teatro, El caballero de Olmedo.

Deportistas de élite

Marc Minguell es uno de los deportistas de la Federación Española de Waterpolo. Lo conocemos en el gimnasio del club de natación de Barcelona, al que acude todos los días. Samanta comprobará que los waterpolistas tienen los mejores cuerpos del circuito deportivo, además de lo que les cuesta mantenerlo: horas de gimnasio y de entrenamiento. Hablará con Marc y con todos sus compañeros del fenómeno fan y de lo que liga en realidad un deportista de elite.

Le acompañamos a una tienda deportiva para elegir un bañador slip que combine dos factores: no sólo tiene que ser una prenda que le haga sentir cómodo (ya que en el agua hay mucho empujón y tirones entre los compañeros), sino que también le tiene que sentar bien. Samanta broma con Marc sobre por qué tiene que llevar los mini bañadores Speedo a diario y sobre si estos favorecen o no el físico de los deportistas. Acabará el día tomando unas cañas con él y con su grupo de amigos, que charlarán sobre lo que supone ser siempre “el amigo del guapo”, aunque reconocen que Marc ha llevado siempre su atractivo con humildad.

Cañizares

El último de los seductores a los que ha conocido Samanta es otro deportista, pero ya retirado. Santiago Cañizares colgó sus guantes de portero hace años y ahora trabaja como periodista. “La vida del ex deportista es mucho más relajada”, afirma. “Ha desaparecido el estrés y te das cuenta de que hay otras cosas maravillosas en la vida”. Sin embargo, a veces no puede evitar sentir algo de nostalgia: “Echo de menos sentirme fuerte y joven, como cuando era deportista”.

Samanta le acompaña al programa 'El día después ' , del que es colaborador, así como a su intervención en 'El larguero' de la Cadena SER. Cañizares es muy sincero con su nuevo trabajo: “Sé que mi papel aquí tiene que ver más con mi historial deportivo, porque hay gente con muchísima más capacidad para comunicar que yo”. Compañeros suyos, como Manu Carreó o José Antonio Ponseti, no están de acuerdo con esto último y alaban la labor de Cañizares.

También conoceremos su parte más íntima: su vida en casa con su mujer e hijos en Valencia, el hogar del ex futbolista. Mayte, su esposa, le cuida y la asesora estéticamente, según reconoce el propio Cañizares. Él siempre ha reconocido que es muy coqueto y le saca el mayor partido a su imagen: “Vivía de mis paradas, de los goles que encajaba y recibía, y ahora vivo un poco de mi imagen”, afirma en la camilla donde está recibiendo un tratamiento de belleza. Aún así, ahora se puede permitir el lujo de comer lo que quiera, algo impensable en sus días como portero: “Ya no me cuido como antes, porque antes tenía el premio de estar más fuerte que los demás en un mundo muy competitivo. Ahora me da igual engordar un poco”.

Etiquetas
stats