Televisión “rosa”

Tamara, musa del glamour del nuevo milenio

Se ha convertido en la reina del corazón, la reencarnación de los ochenta, del glamour del nuevo milenio. Su nombre ha dado lugar a un fenómeno, el tamarismo, que nadie osaría en relacionar con el popular mago y showman Tamariz. Tampoco identificaría la gente hoy en día el nombre de Tamara con la cantante de boleros que ha triunfado más allá de nuestras fronteras. Tamara es la nueva imagen del cutrelux, relevando a representantes como Paco Clavel, que ha dedicado su vida al espectáculo estridente, divertido y frívolo.

Pero seguramente Tamara no se considera un personaje raro y risible. Ella cree realmente ser la nueva David Bowie y afirma sin dudar que es cantante. Atrás quedan locales de dudosa reputación donde, al parecer, Tamara “actuaba” para públicos no muy selectos pero con grandes ganas de colaborar en el espectáculo.

Empezar de cero para llegar a lo más alto

Esta chica, natural de Santurce, Bilbao, saltó a la fama tras el supuesto affaire de una noche con Paco Porras, un adivinador que dice ver el futuro en las verduras y hortalizas. De la experiencia le quedó un supuesto embarazo, un supuesto aborto natural y un supuesto mal rollo con el señor Porras, que acabaría siendo real. Sus enfrentamientos han sido inmortalizados por algunos programas de televisión y han refrescado las sobremesas del verano del 2000.

Entre sus hazañas figura un hipotético romance con el cantante puertorriqueño Ricky Martin.

Se dice que Tamara comenzó cobrando quince mil pesetas por acudir a los programas de televisión y que ahora su caché llega al millón.

En el mes de noviembre alcanzó el número uno en las listas de grandes éxitos nacionales con su single, que incluye sus famosos No cambié y A por ti. Simultáneamente, Tamara dio otro gran paso. Aparcer en la portada de La Luna, suplemento del diario El Mundo dedicado a todo lo más in del país, hizo cambiar la opinión de muchos que hasta entonces la consideraban un personaje estrafalario. Ensalzada como musa de la postmodernidad, Tamara ha conseguido lo que durante tanto tiempo ha estado buscando: dejar a España literalmente con la boca abierta.

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