Incendiario capítulo dentro de la autobiografía del escritor

Tormenta contra David Caruso (CSI Miami): 'Un actor autodestructivo y cancerígeno'

Tormenta contra David Caruso (CSI Miami): 'Un actor autodestructivo y cancerígeno'

Con 72 años, Steven Bochco es uno de los guionistas más exitosos que ha dado la televisión estadounidense: 'Canción triste de Hill Street', 'Un médico precoz', 'La ley de Los Ángeles' y 'Policías de Nueva York' son sus créditos más relevantes en una extensísima carrera como escritor y productor. En su haber, suficientes vivencias como para sustentar una autobiografía, Truth Is a Total Defense,donde explora y revive su experiencia en el medio. En estas páginas hay espacio para buenos recuerdos, pero también para desahogarse contra aquellos profesionales que tuvieron un impacto negativo en su trabajo.

En esa segunda categoría entra, sin género de dudas, David Caruso. El actor, conocido para el gran público por su papel de Horatio Cane en 'CSI: Miami', fue el primer protagonista de 'Policías de Nueva York', aunque se mantuvo en el reparto solo durante la primera temporada. Algo más de veinte años después, Bochco arremete contra el intérprete en un extracto exclusivo del libro publicado por The Hollywood Reporter.

“El comportamiento de David Caruso era cancerígeno”

El guionista recuerda la elección de casting de la citada serie, allá por 1993, y las reticencias de su socio David Milch para contratarlo. “Estaba convencido de que no nos generaría más que problemas. Le dije: ”Puede que tengas razón, pero es un actor maravilloso. Voy a contratarlo de cualquier modo“. El hecho es que ambos teníamos razón: Caruso era un tremendo incordio, pero también está estupendo en su papel”.

La situación al final de la primera temporada rayaba en lo insostenible. “Vivíamos dos realidades contrapuestas. La primera, afortunadamente, era que 'Policías de Nueva York' era un éxito. La segunda era que David Caruso era imposible. Sus broncas con Milch estaban en la orden del día, Milch estaba sufriendo problemas cardíacos y cada vez que llamaba a Caruso para tratar sus problemas se callaba como un adolescente. Su comportamiento era, siendo francos, cancerígeno”.

“Caruso se creía demasiado bueno para TV. Nos torturaba esperando que los despidiéramos”

“Caruso se creía demasiado bueno para la televisión. Quería ser una estrella. Y su plan era torturar a los guionistas, a los productores y al resto del reparto, esperando que así lo despidiéramos”, narra. De hecho, tras la primera temporada exigió salir de la serie, argumentando que esta le privaba de oportunidades importantes en el cine. Bochco dejó claro a los abogados del intérprete que lo demandaría si no se presentaba al rodaje, cosa con la que amenazaba.

Las exigencias para mantenerse en la serie fueron transmitidas a través de su equipo de abogados: “Primero, 100.000 dólares por episodio. Segundo, tener los viernes libres. Tercero, un tráiler de 11,5 metros. Cuarto, una oficina en el set, junto con un ejecutivo a quien habría de pagársele 1.000 dólares semanales. Quinto, dos suites de hotel en Nueva York cuando la producción fuese a exteriores, así como una docena de billetes de avión de primera clase”. Al rechazar el equipo estas demandas, se presentó una segunda lista: en ella rebajaba su caché a 65.000 dólares por episodio, pero exigía a cambio tener las últimas siete semanas de rodaje libres, para poder dedicarse al cine.

Finalmente, se llegó a un acuerdo para dejarle marchar, y en su lugar llegó un Jimmy Smits, “un profesional consumado y una maravillosa persona”. Cuando terminó la segunda temporada, “nadie se acordaba de Caruso, cuya carrera cinematográfica ya estaba en el dique”.

“Un actor insufrible que hizo miserable nuestras vidas”

Por todos estos motivos, define al actor como “un actor insufrible y emocionalmente inestable que hizo miserable las vidas de todos los que estábamos a su alrededor”. Le compara con Sharon Stone y Daniel Benzali ('Murder One'), por ajustarse a un perfil similar: “Gente que se disparó a sí misma en el pie”.

“Hay un cierto tipo de personas que, a diferencia de la mayoría, florecen en ambientes disfuncionales y son maestros en generarlos luego. Pero como ocurre con el cáncer, solo puede ocurrir una cosa de dos: se extirpa el cáncer para salvar el organismo, o el organismo es destruido por el cáncer. Pero al destruir el organismo, el cáncer muere con él. En tal caso, es una victoria pírrica”, finaliza.

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