Vertele, en la presentación

Viajamos con Évole al pueblo “enterrado vivo”: encuentro inédito en su 'Salvados' más personal

Viajamos con Évole al pueblo "enterrado vivo": encuentro inédito en su 'Salvados' más personal

Por Paula HernándezPaula Hernández

Por primera vez 'Salvados' presentaba ante la prensa su próximo programa, junto a los protagonistas y en el lugar de los hechos. Algo insólito y que Évole explicaba con estas palabras: “Aquí nos hemos dejado el alma porque es de esas historias que quedan. No hay injusticia grande ni pequeña y esta, que afecta a poca gente, es universal”.

Y es que el presentador confesaba que el tema escogido para el programa del domingo había sido mucho más personal que otros: “Estaba viajando con mi familia cuando paramos cerca de Jánovas. Vi carteles de protesta y quise saber más sobre la historia. Años después he vuelto para retratarla y darla a conocer”.

La historia de Jánovas

Con cámaras y libreta en mano, los periodistas viajamos a Jánovas, un pueblo en ruinas del Pirineo de Huesca que se encuentra en un lugar prodigioso, un valle rodeado de montañas y bañado por un río. Pero hasta entonces, para todos nosotros, era simplemente eso: un lugar abandonado.

Allí nos esperaba un Jordi Évole entusiasmado por poder dar voz a unos vecinos que han sido silenciados durante años y han luchado por un sueño en soledad. “Por primera vez sentimos que esto va a ser un golpe, pero de los buenos”, aseguraba uno de ellos.

Empieza el programa: ‘Salvados: Jánovas’ y la indignación de los allí presentes iba creciendo a la vez que se relataban los acontecimientos. Los intereses del franquismo, la “oligarquía eléctrico-bancaria” y la democracia obligaron a sus vecinos a dejar sus hogares para construir un pantano sobre ellos.

Dinamitaron sus casas, boicoteaban sus plantaciones para que se marcharan de allí, y con la llegada de la democracia obligaron a irse a los pocos que quedaban. Muchos de ellos, las personas mayores sobre todo, nunca se acostumbraron a vivir en otro lugar y murieron a los pocos años.

Pero lo más indignante del caso es que el pueblo había sido “enterrado vivo” por un pantano fantasma que nunca llegó.

“No hacemos 'Salvados' para cambiar el mundo pero sí para retratarlo”

Acaba el programa y al mirar a nuestro alrededor, ya no veíamos ruinas, imaginábamos las calles y las casas como alguna vez fueron. A aquellas personas correteando por una plaza en la que ahora crecían malezas, y hasta se podía fantasear con el sonido de las campanadas haciendo eco en el valle.

Jánovas aún transmite los “mejores años” de quienes la habitaron. Por ello, sus habitantes sueñan aún “con volver a vivir aquí algún día”.

Hay a quienes les faltó la parte más política del programa, en la que Jordi persigue a algún responsable pidiéndole explicaciones, pero el presentador explicaba que “no hacemos 'Salvados' para cambiar el mundo pero sí para retratarlo”. Mario López, director de laSexta añadía que “como cadena nos sentimos orgullosos del trabajo que se hace en 'Salvados'”.

Y así es, una vez más, el programa refleja una “injusticia, resignación y estafa” vivida por unos habitantes y un lugar, que al pisarlo aún “refleja el sufrimiento vivido, el que se ve por las ruinas y el que no se ve por los años de lucha contra la injusticia”. El próximo domingo, más de uno se removerá en el sofá (o eso espero).

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