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La televisión que marcó a los niños de Franco

La televisión que marcó a los niños de Franco

La editorial Lunwerg acaba de publicar el libro Los niños de Franco, cuyo autor es Xavier Gassió, que dedica unas interesantes páginas a la llegada de la televisión a España y su impacto en los niños.

Los infantes de los cincuenta tienen ahora entre cincuenta y sesenta años y recordarán, con toda seguridad, lo que ahora les vamos a contar.

En el principio llegó Franco y creó la televisión...

Sí, Franco decidió que España tuviera televisión, una sola cadena puesto que el UHF no existía. La programación comenzaba al mediodía y acababa a medianoche. Como era un invento nuevo, fallaba. Y niños y mayores se acostumbraron a unos rótulos en blanco y negro que decían: “Rogamos disculpen esta interrupción. Permanezcan atentos a sus pantallas”.

...y puso rombos

Una de las obsesiones del régimen era la salud moral de los españoles. Y los rombos no tardaron nada en aparecer. Escribe Gassió que “la aparición de un rombo al inicio del programa indicaba que no era indicado para menores de de catorce años. Si aparecían dos, el programa no era apto para menores de dieciocho. Como este código se mantuvo durante más de veinte años, la imagen de los dos rombos ha quedado asociada al sexo para millones de españoles”.

El entretenimiento, lo primero

La televisión y el entretenimiento van siempre de la mano. “Actuaciones musicales, humoristas, magos y tablados” formaban parte del cóctel inicial: Noche del sábado, Galas del Sábado, Herta Frankel y su perrita Marilín y Tony Leblanc con sus personajes Kid Tarao o Cristobalito Gazmoño eran platos fijos de las primeras programaciones.

'Cesta y puntos', el programa más elogiado

Los sábados por la tarde los padres nos invitaban a ver “Cesta y puntos”, que combinaba competición entre colegios, baloncesto y cultura, presentado por Daniel Vindel. Duró cinco años. Estamos hablando de 1965, hace ya 48 años. Le dieron el Premio Ondas 1968 al mejor programa cultural.

'Un millón para el mejor', el prime time de entonces

Para los horarios de máxima audiencia nacieron concursos familiares que convirtieron a sus participantes en superhéroes, como la “mamá del millón”. Se estrenó en 1968 y se mantuvo en antena un año pero hizo historia. Ofrecía un premio de un millón de pesetas. El primer presentador fue Joaquín Prat, y luego fue sustituido por José Luis Pécker.

El concurso 'Las diez de últimas'

Otro de los recuerdos imborrables de los niños de los sesenta fue otro concurso bautizado como “Las diez de últimas” que consagró a un bedel de la Universidad de Barcelona llamado Secundino Gallego,que pasó a ser conocido como “el hombre de los pájaros” por su erudición ornitológica.

Mariano Medina, primer 'hombre del tiempo', y la sexy Laura Valenzuela

La tele de los sesenta y setenta empezó a crear sus propios mitos. El interés ya legendario de los españoles por el clima consagró a Mariano Medina, que fue el primer hombre del tiempo realmente popular. Pero le acompañaban en su fama otros curiosos personajes como Alfonso Sánchez, crítico de cine, o Laura Valenzuela, que se convirtió en una de las primeras presentadoras sex symbol por su presencia en la pequeña pantalla.

Las “Historias para no dormir” y Chicho

En 1966 Chicho Ibáñez Serrador empezó a alterar el sueño de muchos españoles con sus Historias para no dormir, para las que adaptó algunos relatos del gran Edgar Allan Poe, además de otros guiones de creación propia. Era un programa “prohibido” para los niños, que muchos veían desde detrás de la puerta, aprovechando la falta de atención de los padres.

Chicho se convirtió en el rey de la naciente televisión creando uno de los concursos-estrella de TVE, Un, dos, tres... responda otra vez que lanzó al estrellato a un presentador peruano llamado Kiko Ledgard y a un extraño personaje llamado Don Cicuta. Con faldita corta, muchas de las azafatas acabaron siendo estrellas luminosas en el mundo del cine, como Victoria Abril.

La invasión americana en dibujos animados: Pato Donald, Los Picapiedra...

La industria española de la televisión no existía y todos los programas se hacían en Prado del Rey, por lo que TVE compraba mucha producción ajena, sobretodo en dibujos animados. Empezaron a ser familiares para nosotros el Pato Donald, Pluto, Goofy, Bugs Bunny o Porky. Todos los niños de los sesenta los llevan marcados a fuego en su memoria.

Después llegaron también Los Picapiedra, el Oso Yogui, Bubú, Popeye y Tom y Jerry.

Desde “El fantasma del Louvre” a “Star Trek”

Si empezamos a recordar series de la época, casi todas americanas también, seguro que sentís aldabonazos en las neuronas de la memoria.

¿Qué os sugieren estos nombres? El fantasma del Louvre, Elliott Ness, La familia Munster, Los invasores, Rin Tín Tín, Bonanza, El llanero solitario, El Virginiano, El agente de CIPOL, Misión imposible, Los vengadores, El Santo o Star Trek.

Horas y horas de la infancia se consumieron delante de la televisión única creando mundos imaginarios que ahora forman parte de la memoria de millones de españoles.

Como dice Xavier Gassió en el libro que nos ha servido para recordar los años sesenta en la televisió: “Un nuevo poder estaba tomando el relevo de las clases de Formación del Espíritu Nacional: la televisión”.

La publicidad: Estufas Agni, “Terry me va”...

Seguro que todos los que vivieron esa época delante del televisor se acuerdan de anuncios que se emitían en los sesenta, mientras que es imposible recordar spots de ayer o de la semana pasada.

Xavier Gassió recuerda en su libro Los niños de Franco algunos anuncios como el de Terry, con una rubia montada a caballo diciendo: “Terry me va” y una voz femenina que respondía con admiración:“Usted sí que sabe”, y otra frase que forma parte de nuestra memoria colectiva y que sigue sonando hoy en los hogares de ancianos y en tertulias de verano: “Eres joven, guapo y con dinero, ¿qué más quieres Baldomero?”

También les sonará el “Enchufa el Askar”, “Filomatic,da un gustirrinín” o “Moraleja: compre una Agni y tire la vieja”, aunque el rey de la eficacia la tiene Cola-Cao con “Yo soy aquel negrito, del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola-Cao”.

El libro no solo se ocupa de la televisión, también recuerda juguetes, religión, cine, la radio, las historietas o lo que comprábamos en los supermercados. Seguro que os interesará. Aquí os dejamos links que os pueden ser útiles:

http://losniñosdefranco.com/

http://www.facebook.com/LosNinosDeFranco

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