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¿Cómo es Jesús Castro tras las cámaras? La evolución de “niño” a “príncipe”

¿Cómo es Jesús Castro tras las cámaras? La evolución de "niño" a "príncipe"

Por Paula HernándezPaula Hernández

Jesús Castro, de 24 años, encarna a la perfección el sueño americano a la española. Con 21 años estudiaba un grado medio de electrónica y ayudaba a su padre en la churrería. Un día se presenta a un casting, y es el elegido entre más de 3.000 jóvenes para protagonizar 'El Niño', una de las películas más taquilleras de nuestro cine. Desde el minuto cero, cadenas y productoras sabían que iban a hacer de él, las delicias de los sueños de toda una generación.

La primera vez que le vi, estaba algo perdido (y aburrido) en el rodaje de ‘El Príncipe’. El reciente actor tenía ese día pocas escenas y nos topábamos con él continuamente en los pasillos: comiendo en el catering, hablando con el equipo, caminando sin rumbo…

Un chico tan normal que pasaría desapercibido

Cierto es que tiene unos ojos azules hechizantes (que han comparado con los de Paul Newman) pero el resto de su físico no me llamó tanto la atención. No es muy alto, ni destaca por su cuerpo escultural. En ese momento destilaba normalidad e incluso algo de inseguridad. Quizá llevaba poco tiempo en la serie (una de las que más estrellas tiene en el reparto) y se sentía fuera de lugar. Eso me transmitió.

No le costó hacerse una foto con las fans a las que llevamos a plató ilusionadas con conocer, sobre todo, a los demás actores: Álex González, Rubén Cortada, Hiba Abouk… Nos despedimos y dejamos atrás a un joven actor que se empezaba a hacer hueco en una de las series de moda. Que ya había sido nominado a actor revelación pero que aún así, parecía que quería pasar desapercibido entre el equipo.

Cuando su vida anterior aún pesa más que la actual (aunque te hayas convertido en el actor de moda)

La segunda vez que coincidimos fue en la rueda de prensa de 'Mar de plástico', la nueva serie que prepara Antena 3 y Boomerang. Habían pasado unos cuatro meses del rodaje de 'El príncipe', y ahora estaba respondiendo entrevistas sobre su nuevo personaje.

Le preguntamos por sus gustos, sus hobbies, sus vacaciones perfectas y hasta sus sueños para el futuro. Jesús respondía honrando continuamente a sus orígenes: “A mí no me hace falta irme lejos de vacaciones para disfrutar, con las playas de Cádiz o Málaga ya soy feliz”, “me gusta estar con mis amigos, con mi chica…” (una novia que tenía desde hace años y de la que me gustaría saber qué ha pasado, tras los rumores de 'Pasaporte a la isla').

Unas palabras que demostraban que el actor revelación del 2014 aún no se había “comido” al joven sencillo que se identificaba más con un “niño” que con un “príncipe”.

Como dato curioso, en un momento de la entrevista, le pregunté qué era lo que más le había sorprendido de la fama, él que la había vivido tan de repente. “Ser famoso es muy diferente a lo que se ve desde casa”, me confesaba. “Desde el sofá crees que los actores siempre están de fiestas, de photocalls… y cuando estás al otro lado, te das cuenta que todo eso ni lo disfrutas. En realidad también estás trabajando”.

Sin duda, la meteórica estrella mantenía una mente muy bien amueblada y consciente de todo lo que estaba viviendo.

El (sensible) cambio a “celebrity”

Pero en la última ocasión que vi a Jesús Castro, fue la primera vez que no respondió a ese perfil de chico humilde, aún sorprendido por su nueva vida.

Estábamos en el rodaje de 'Mar de plástico' en Almería. Rodando a 46º, y la mala suerte hizo que al actor le entrara arena en los ojos y casi no pudiera ni abrirlos. De todas formas, quiso hacer todas las entrevistas con los medios y por la noche cenó con la prensa y el equipo, sin quejarse.

Pero ese día, tuvo un par de detalles que no respondían a la imagen que me había construido de él. En primer lugar, un grupo de niñas se le acercó para pedirle un selfie y a todas se lo negó. Por lo que me dijeron no era algo aislado, parece que solía negarse a hacerlo.

En el turno de preguntas, respondió sincero que no creía en los cursos de interpretación. Por lo que no iba a dar clases. Por supuesto, alguien al que con un casting ya le consideraban el actor revelación del año, no podía responder otra cosa. Pero me gustaría saber qué opinan sobre ello, colegas como Álex González que trabajó como camarero solo para pagarse los estudios de interpretación. O José Coronado, un más que consagrado actor del método.

De ese rodaje me fui con la sensación de haber compartido un rato con un Jesús Castro más seguro de sí mismo, que no es malo, pero había cambiado. Un actor que por fin estaba encontrando su lugar, pero dejaba de lado su anterior vida para apoyarse un poco más en su faceta de “celebrity”.

Espero que equilibre esas dos caras, que la seguridad es importante, pero la humildad es esencial.

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