Operación marea negra

Álex González: “Soy consciente de las decisiones que tomo y asumo las consecuencias”

La historia de Agustín Álvarez, el joven gallego que cruzó el Atlántico a bordo de un submarino cargado de cocaína, sorprendió al mundo entero en 2019 y también al actor Álex González, que ha sido el encargado de interpretar esta “hazaña” en la serie Operación Marea Negra.

Combinando ficción y realidad, esta producción de Amazon Prime Video –donde se estrenó el 25 de febrero– relata en cuatro capítulos cómo se gestó aquel viaje sinsentido que movió de un continente a otro 123 millones de euros que, como se suele decir, estaban manchados de sangre.

González se muestra fascinado por la aventura de este kamikaze gallego que burló a las autoridades hasta que fue detenido: “Es un héroe, un tipo muy talentoso”, comenta el actor en declaraciones a verTele, como puede ver en el vídeo que acompaña al titular de esta noticia. El problema es que “puso su talento a favor de algo que no es legal y no está bien porque es traer un veneno que afectará a la vida de mucha gente”, matiza el protagonista.

“Pero hay algo heroico en conseguir atravesar el océano Atlántico en esas circunstancias. Cómo una persona puede encontrar su parte heroica y hacer algo extraordinario enmarcado en algo absolutamente horrible como es traer droga”, insiste.

“Siempre pienso que voy a salir airoso de las situaciones”

Nando, el personaje al que interpreta, se presenta como un joven “ambicioso” que, para su desgracia, no tiene un “futuro muy prometedor”. Empujado por sus deseos de tener “más reconocimiento” acaba enfrascado en este viaje al que se arroja casi con los ojos cerrados. En cambio, Álex González calcula mejor los pasos que da: “Soy consciente de las decisiones que tomo y asumo las consecuencias”, afirma antes de mostrar su optimismo: “Siempre pienso que voy a salir airoso de las situaciones. Me lanzo y luego ya veré”.

Y airoso ha salido de esta serie trepidante dirigida por Daniel Calparsoro a pesar de las “exigencias” del rodaje, una circunstancia que el actor cree que “ha ido a favor porque la desesperación de rodar en un lugar claustrofóbico durante 10 o 12 horas, con seis personas más del equipo, en un sitio cerrado, sin ventilación, en verano y con los neoprenos, nos ha ayudado a contar esta desesperación y agobio”.