'Scream' 1x04 Review: En la guarida del lobo

Por Irene Benlloch

¡ATENCIÓN SPOILERS!

Una cabeza de turco para Lakewood

Hallan la careta de Brandon James junto al coche calcinado de Tyler O’Neill. El sheriff, cuya credibilidad está por los suelos después de que Riley fuera asesinada en la mismísima comisaría de policía, adelanta que la pesadilla podría haber terminado. Sin embargo, ni Emma ni Audrey están dispuestas a aceptar su veredicto a la primera de cambio. Puede que el pueblo de Lakewood pida un chivo expiatorio, pero ellas necesitan averiguar la verdad.

Bienvenidos a 1994

Que sí, que las llamaditas y los mensajes de texto están muy bien, pero todo se pone mucho más interesante cuando hay una pista física de por medio.

Emma encuentra el anuario de la promoción de sus padres en el correo; un anuario en el que no solo han recortado las fotografías de las víctimas de Brandon James, sino que cuenta con un retrato garabateado a conciencia: el del padre de Emma. En la misma página, un enigmático mensaje: “La verdad yace donde hicieron la máscara”

El universo de Brooke

Me alegro de que nos hayamos adentrado en la vida de Brooke más allá de su escarceo amoroso con el buenorro de turno. Por fin vemos su parte más humana… y esto puede traer consecuencias de lo más variadas en un futuro.

Brooke está convencida de que si no hubiera abandonado la comisaría, Riley seguiría viva. Lo que no sabe, por supuesto, es que esa noche estaba tan “vendida” como su amiga. El estado anímico de Brooke no mejora demasiado cuando descubre una encuesta que se ha hecho viral en la red: “Vota por quién quieres que sea la siguiente”. Adivinad quién gana por goleada.

Nos enteramos de más: su padre es el alcalde de Lakewood y su madre lleva de retiro espiritual demasiado tiempo. A pesar de que sigue recibiendo regalos por su parte, Brooke tiene un mal presentimiento: ¿La ha abandonado o le ha ocurrido algo malo?

La abeja reina de ‘Scream’ –con permiso de Nina– se siente sola y quiere ser mejor persona, y así se lo hace saber a un Jake que cada vez está más cerca de ella. ¿Será Brooke la próxima víctima ahora que intenta resarcirse o es, como apunta su padre, una superviviente nata? Veremos.

El escondite de Brandon James

Según Noah, la máscara original de Brandon James era una estructura quirúrgica que solía fabricarse en el antiguo hospital general de Lakewood, clausurado siete años atrás.

Audrey y Emma se las ingenian para burlar a Noah y entrar a hurtadillas en el hospital. Lo que hallan, como es lógico, da mal rollo: el historial médico de las máscaras de Brandon, las evidencias de que alguien ha estado viviendo ahí y el cadáver putrefacto de un cerdo –cuyo corazón, recordemos, recibió Tracy en el primer episodio–.

Al cabo de un rato, Noah hace acto de presencia y se queda alucinado con la estancia. Desde luego, alguien se ha tomado muchas molestias en tratar de recrear la guarida de un psicópata al estilo ‘Seven’ o ‘El silencio de los corderos’. Sin embargo, apunta Noah, el tiro le ha salido por la culata: el falso escondite es un cúmulo de clichés que no llevan a ninguna parte.

Cuando creen que ya lo han visto todo, los tres se encuentran con las verdaderas evidencias: las fotos del anuario que faltaban, retratos de la propia Emma, “souvenirs” de los últimos tres crímenes y el ordenador portátil de Nina, que desapareció la noche de su asesinato. Emma enciende el ordenador y descubre una serie de archivos encriptados que, al parecer, involucran a medio Lakewood –entre ellos, al sheriff y el alcalde–.

Alguien se acerca y apenas queda tiempo para huir. Aún así, Emma copia los archivos en una de las tarjetas de Audrey y descubre la verdadera máscara de Brandon James. La observa, duda un poco, la coge… y la cabeza del pobre Tyler O’Neill se estampa contra el suelo. La verdad yacía tras la máscara… literalmente.

Ese alguien que se aproximaba era el sheriff, que no duda en abroncar a los tres amigos por no haber acudido a él en primer lugar (como si eso sirviera de mucho.

Las otra verdad

Webcams, dinero, archivos misteriosos… Nos podíamos hacer una idea de las implicaciones que tenían los negocios de Jake y de Will, pero no imaginábamos hasta qué punto se ampliaba su red. En este episodio lo descubrimos… y el hallazgo no nos deja indiferentes.

Aunque Will haya sido aceptado en una prestigiosa universidad, no ha recibido la beca que esperaba. Si no consigue la pasta necesaria para la matrícula, y es poco probable que lo haga, se queda sin estudios. Jake se siente mucho más tranquilo ahora que ha aparecido el cadáver de Tyler, así que trata de convencer a Will para hacer un último golpe y ganar unos cuantos miles de dólares.

Mientras tanto, en la mansión de Brooke, el alcalde intenta consolar a su hija. Todo correcto hasta que recibe un mensaje de texto de alguien que le dice que el chantaje no ha terminado, que necesita más dinero y que pronto recibirá las coordenadas para entregarlo. ¿Alguien más sospecha que el alcalde tiene algo que ver con la desaparición de la madre de Brooke?

Por otra parte, Noah y Audrey intentan desencriptar los archivos del portátil de Nina. Puede que el sheriff haya requisado el material que encontraron en el hospital, pero Audrey se las ha ingeniado para quedarse con la tarjeta. En esas están cuando descubren que Emma quitó el USB demasiado pronto, por lo que de todos los archivos con los que contaban, solo se ha guardado uno: un vídeo de Will y Emma en la cama.

Noah y Audrey, nerviosos, tratan de apagarlo por todos los medios, con tal mala suerte que el vídeo de marras es compartido con todo el mundo. “Es mi primera vez”, musita Emma cuando lo ve.

Crímenes, vídeos robados, chantaje y pornografía. Una estampa maravillosa para el apacible pueblo de Lakewood, ¿no os parece?

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