'The Good Wife' 6x14 Review: En la mente de Alicia, un capítulo tan especial como...

Por Javier RoizJavier Roiz

Cuando consigues que una serie tenga el interés propio de un fenómeno y que el ritmo de la narración sea tan intenso que puedas trabajar más en el recurso del retardo que en el de la anticipación, puedes permitirte hacer lo que ha hecho esta semana en ‘The Good Wife’.

(Cuidado SPOILERS)

¿Qué estará pensando Alicia?

Tras un capítulo anterior en el que la serie toma la batuta procedimental y recuperaba a uno de los villanos de la serie que más nos gustan, parece que los creadores de ‘The Good Wife’, sabiendo que tienen entre menos una bomba a punto de estallar (la recta final de la campaña de Alicia, la consolidación del bufete tras recuperar las viejas oficinas, la incertidumbre con los negocios sucios de Lemond Bishop) y manejando nuestras expectativas como sólo las grandes series han conseguido hacer hasta la fecha, han decidido esta semana hacer un alto en el discurso de la serie para experimentar un poco más en lo formal.

Durante prácticamente la totalidad de este capítulo especial todo lo que hemos visto han sido receraciones de los pensamientos de Alicia. Conversaciones imaginarias, fantasías, pensamientos recurrentes (¡Kalinda seduciendo a Peter!)… Como si hubiéramos sido invitados a mirar desde una ventana en la mente de Alicia Florrick y hubiéramos visto prácticamente sin filtro qué se mueve en la fascinante mente de esta apasionante mujer.

Adiós, Will, adiós

Por un lado ha sido bastante revelador a la hora de poner fin a un círculo que parecía cerrado pero no cicatrizado.

Uno de los ejes principales de esta sexta temporada está siendo el equilibrio entre las tensiones sexuales de Alicia y su jefe de campaña, Johnny Elfman, y el fiscal Finn Polmar (su principal apoyo emocional tras la muerte de Will Gardner). Al adentrarnos en la mente de Alicia, descubrimos que entre las fantasías de la abogada se alternan uno y otro, como ya habíamos adivinado tras gestos y miradas (cuando no directamente besos apasionados en un parking), pero algo tan trivial como la voz de uno de esos molestos banners con sonidos que gracias a Dios cada vez encontramos menos en Internet, le lleva a pensar directamente en Will.

No deja de ser curioso tener de vuelta a Josh Charles, actor que daba vida al amante de Alicia, aunque sea sólo a través de su voz. Su última intervención, sin embargo, pone punto y final al arco del personaje. Alicia le dice adiós en su mente y todos nosotros nos sobrecogemos, pero lo entendemos y decimos adiós a la vez.

Dilemas morales en la compleja mente de Alicia Florrick

También se han explicitado las inseguridades que siempre hemos visto en Alicia, sobre todo aquellas en lo referente a sus hijos. Alicia, que se ha dedicado a demostrarnos durante seis temporadas que se puede ser una mujer tradicional, madre de familia y profesional de éxito, siempre ha estado preocupada por el impacto que su trabajo podía ejercer sobre sus hijos. No ya sólo su ausencia en la casa (en este sentido es bastante divertido ver cómo se imagina a su hijo Zach viviendo en Georgetown después del fracaso que supuso para ella todo el tema del aborto) sino también en la manera en la que sus fuertes convicciones políticas y morales pueden afectar en su hija Grace. En este sentido ha sido muy punzante, como siempre lo ha sido ‘The Good Wife’ en este tema, el diálogo entre el escritor ateo y el pastor cristiano que en la cabeza de Alicia discutían sobre la moral dentro y fuera de la Iglesia. Resulta encomiable que en una serie generalista se hable de la polémica vinculación entre la pederastia y la Iglesia o que se encare la hipocresía con la que nos enfrentamos ante situaciones complejas por culpa de lo políticamente incorrecto (la mujer de Canning pidiéndole a Alicia que rece por su marido, y Alicia, siempre certera, pasándole el testigo a su hija Grace). Todo de aplauso, como siempre.

También ha habido hueco para el humor, como cada vez que aparece Howard Lymon (sigo pensando en ‘Los Soprano’ cada vez que le veo, y eso que su personaje en ‘The Good Wife’ tiene una inquebrantable entidad propia) o con cada triquiñuela de Louis Canning, fantásticamente interpretado por Michael J. Fox, que parece que también esta cerca de decir adiós a la serie. Una pena, su personaje vale oro.

La mosca de ‘Breaking Bad’ y otros capítulos especiales

No es la primera vez que en ‘The Good Wife’ asistimos a uno de esos capítulos especiales en los que parece que todo se detiene un momento para coger aire. Recuerdo con mucho cariño el capítulo en el que el foco estaba en el jurado en vez de en los abogados, muy 'Doce hombres sin piedad' o ese momentazo en la tercera temporada cuando sin previo aviso Grace desaparece y la acción se para para localizar a la niña (muy en la línea de otro capítulo maestro de la serie ‘The Killing’).

Esta experimentación formal, a la que ‘The Good Wife’ ya había acudido en el que sin duda fue el mejor capítulo de la anterior temporada cuando Alicia re-imaginaba una y otra vez qué le quería haber dicho Will en su última llamada telefónica, es algo a la que sólo pueden recurrir series que no tienen nada que perder. Lo hizo 'Breaking Bad' en su famoso episiodio de la mosca, con una mosca que incordia a Walter y Jesse durante los 40 minutos de episodio, pero también ‘Los Soprano’ en el capítulo Distorsiones, que estaba prácticamente formado por un sueño de Tony. Pero también lo hizo en varias ocasiones ‘Buffy Cazavampiros’, con el capítulo musical y el capítulo mudo como grandes ejemplos de riesgos formales en televisión o ‘Pretty Little Liars’, con sus alucinantes capítulos de Halloween.

Son sólo unos ejemplos de muchísimas series (‘Juego de Tronos’, ‘Fringe’, ‘A dos metros bajo tierra’, ‘Community’...) que pudieron tomar un alto en la narración sin que ningún espectador pudiera emitir queja. Más bien al contrario.

A continuación la promo del capítulo 6x15:

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