En 'El Hormiguero'

Sardá, Latre y Jorge Salvador recordaron en Antena 3 la época de 'Crónicas': “Los directivos de Telecinco eran muy pacientes”

Sardá, Latre y Jorge Salvado, anoche en 'El Hormiguero'

El Hormiguero de este jueves iba a estar protagonizado por Alejandro Sanz, pero los problemas físicos que arrastra el cantante le impidieron acudir al programa de Pablo Motos.

Ante este contratiempo, el formato de Antena 3 improvisó un especial Crónicas marcianas con Javier Sardá -que primero presentó su nuevo libro-, Carlos Latre y Jorge Salvador, subdirector del mítico late night de Telecinco y actual socio de Motos.

Los tres recordaron aquellos años, de los que también fue pieza indispensable Galindo, recientemente fallecido y al que Sardá quiso rendir tributo. “Era un noctámbulo extraordinario. Dormía toda la mañana hasta el mediodía y se recuperaba”, dijo el presentador de primeras, aunque lo que realmente destacó de su célebre colaborador fue su “capacidad de aclimatación” tras saber, “un día en el recreo”, que ya iba no iba a crecer más y que se iba a quedar para siempre “con la altura de un niño de siete años”.

La anécdota del equipo de 'Crónicas' con la policía

Galindo era un “ejemplo” para un equipo que, a lo largo de los 8 años que duró Crónicas, acumuló toda clase de anécdotas. Por ejemplo, cuando “un día, bajando por la calle Balmes de madrugada”, un coche “con una sirena se nos cruzó por delante y nos cruzó el paso”, como así contó Jorge Salvador. Hace poco Barcelona había sufrido un atentado “y había cierto revuelo”, de ahí el coche y la sirena. Aunque según Salvador, el hombre que salió de él iba vestido de paisano y con una pistola, por lo que aquel fue “un momento de tensión”.

Al menos hasta que el hombre abrió la puerta de la furgoneta, que llevaba las lunas tintadas, y gritó a todos que se identificaran. En realidad no hizo falta, porque aquel policía descubrió rápidamente que allí no había ningún terrorista, sino Carlos Latre, Galindo, el propio Jorge Salvador, Mariano Mariano y un Boris Izaguirre que, fial a su estilo, dijo “um, qué interesante” cuando vio al hombre con la pistola.

“En esa furgoneta nació la Pantoja de Puerto Rico. Pasaron muchas cosas en esa furgoneta”, añadió Latre, que contó cómo se gestó la creación de su mítico personaje. “En pleno caso 'Malaya', Javier me dice: ”Oye, tendrías que hacer de Isabel Pantoja“. Pues la Pantoja no la tengo pero tengo a la Pantoja de Puerto Rico”, explicó el imitador a un Sardá que no tenía ni idea de quién era la Pantoja de Puerto Rico.

El enfado de Aznar con 'Crónicas' por un gag

Otra anécdota fue la que dejó Enrique del Pozo, que un día se desmayó y tuvieron que dejar su cuerpo sobre la mesa en la que se hacía el programa. Según Salvador, todo el equipo esperó en silencio alrededor del cuerpo hasta que llegara la ambulancia y se lo llevara. Aunque el silencio duró lo que tardó Sardá en tirarse “un pedo” y el propio Del Pozo se riera por ello, destapando así su propia mentira. “Esto es una cámara oculta”, fue lo que dijo el médico cuando llegó al plató y vio a todos riéndose.

Por supuesto, Crónicas también destacó por su irreverencia política. De ella hicieron gala en multitud de ocasiones, entre ellas cuando Juan Pablo II murió y hubo que elegir un nuevo Papa. “Hicimos una fumata color violeta. Si el cielo existe, si después de la muerte existe algo, nosotros lo vamos a pasar relativamente mal”, bromeó Sardá entre risas.

Más tensión hubo cuando, después de la boda de Ana Aznar, Carlos Latre imitó a la hija del entonces presidente del Gobierno con el bigote de su padre. “Los directivos de Telecinco en aquel momento eran muy pacientes y resistían muchas presiones, pero aquel día la llamada era: ”El presidente me ha dicho que a partir de ahora es un tema personal“”, contó Sardá sobre lo que ocurrió tras aquel gag. “Se enfadó, pero nada más”.

Las fiestas después del programa

Por último, Jorge Salvador afirmó que después de cada programa “había una fiesta importante” en el hotel de los invitados. Y que “el gran problema” que ocasionaban las mismas eran las botellas del alcohol del minibar, que se vaciaban en una habitación tras otra.

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