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Psicólogos de “La caja” pusieron condiciones a una anoréxica

Tres jóvenes entre 25 y 30 años entraron este martes en La caja (Telecinco, 00:30 horas) para intentar superar conflictos personales que han convertido sus vidas en una sucesión de experiencias dolorosas que dificultan sus relaciones con los demás y consigo mismos.

A sus 25 años, Antonia, que mide 1,68 y pesa 51 kilos, se mantiene en pie comiendo sólo un par de frutas diarias, según informa la productora en una nota.

Cada día corre tres kilómetros, trabaja en dos clínicas dentales, da clases en la Universidad y saca tiempo para estudiar su doctorado. Un ritmo de vida y un hábito alimenticio que ya le pasado graves facturas: la retirada de la menstruación hace dos años y un amago de infarto hace nueve meses.

Pese a ello, Antonia se sigue viendo ‘inmensa’ y practica ayunos de dos días con regularidad. La entrada de Antonia Martínez en La Caja supone todo un reto para el equipo del programa y para ella misma.

Su participación ha sido, por el momento, la más discutida y la primera que ha sido aceptada bajo condiciones: el compromiso firmado de que tras esta primera sesión ingresará en un centro médico especializado para curarse definitivamente.

El motivo de este pacto se justifica por la naturaleza de su enfermedad: la anorexia. El equipo de psicólogos sabe que la recuperación de Antonia puede llevar años y que no someterse a un tratamiento vigilado le puede provocar la muerte. Por tanto, confían que esta experiencia le dé fuerzas a Antonia para cumplir definitivamente su palabra.

Roberto pide ayuda para reconocer a la persona que ve en el espejo

Roberto tiene 29 años y desde hace siete no se reconoce asimismo. En el 2001 sufrió un accidente de moto y su cara quedó completamente desfigurada. Pese a las numerosas intervenciones quirúrgicas de cirugía reparadora a las que se ha sometido, Roberto no consigue acostumbrarse a su nuevo aspecto.

Este cocinero mallorquín que soñaba con ser modelo, ha visto en La caja una oportunidad para superar su crisis de identidad y, en su equipo de psicólogos, a los profesionales que le pueden ayudar a aceptarse como la persona que ve reflejada al otro lado del espejo.

Pánico al ruido de los petardos desde los dos años

Lourdes Carvajal tenía 2 años cuando escuchó por primera vez la explosión de un petardo. A sus 29 años aún no ha conseguido controlar el pánico que se apodera de ella cada vez que suena un estallido.

Su paso por La caja la ayudará a identificar el origen de esta fobia que, contrariamente a lo que ella creía, no está relacionada con lo que siempre le han contado: su primera visita a una verbena siendo aún casi una bebé.

Las causas reales introducen nuevos conflictos emocionales que irá reconociendo ella misma de la mano del equipo de La caja.

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