Crítica
'Benidorm' comienza como una inofensiva comedia que recuerda en exceso a propuestas pasadas

Antonio Pagudo interpreta a Xabier Zurita en 'Benidorm'

Pedro Zárate

Por audiencia y por longevidad no ha habido dos comedias más exitosas en la última década que Allí abajo y La que se avecina. Hasta cierto punto, ambas confluyen ahora en Benidorm, la nueva apuesta por el género de Atresmedia. Plano a plano, productora de la primera, y Antonio Pagudo, el célebre Javier Maroto de la segunda, unen fuerzas en esta nueva serie original del grupo para su plataforma Atresplayer Premium, donde ya está disponible el primer episodio.

Con Benidorm, ambas partes buscan dejar atrás un pasado de éxito para construir un futuro lleno de alegrías dentro del género de comedia. Aunque tras ver el primer capítulo, todo apunta a que unos han asumido más riesgos que otros para tratar de conseguirlo. En el caso de Pagudo sí hay un cambio sustancial con respecto a sus 11 temporadas en Mirador de Montepinar. Tanto en las características de la serie, menos alocada y más humana, como de su nuevo personaje, Xabier Zurita, que tiene el peso que el granadino nunca pudo disfrutar en La que se avecina por la naturaleza coral de la comedia de Mediaset. En Benidorm, sin embargo, casi todo gira alrededor de él.

Una serie de enredos, amistad y un ingenuo como protagonista

Xabier Zurita es un notario vasco que de un día para otro descubre que le quedan tres meses de vida. Tras un breve período de reflexión, decide poner rumbo a Benidorm para saldar una cuenta pendiente que tiene consigo mismo: declararse a María Miranda, el primer y único amor de su vida, 30 años después de no atreverse a hacerlo en la adolescencia.

Con el objetivo de disfrutar del amor por primera vez, Xabi pone rumbo a la costa levantina cargado de ilusión e ingenuidad, la característica que siempre ha marcado su propia existencia. Pronto se dará cuenta de ello Tony (Pablo Derqui), un embaucador que promete encontrar a María Miranda a cambio de que su nuevo 'amigo' le dé un poco de dinero. Éste acepta porque el dinero nunca es un problema cuando se tienen tres millones de euros en el banco. Una cifra que Tony no sabía y que cambiará por completo sus planes con respecto a Xabi, al que intentará engañar (y de paso hacerle feliz) consiguiendo que su pareja, Candy (María Almudéver, se haga pasar por María Miranda y ganar así parte del dinero. Un plan que de primeras funciona gracias al parecido de Candy con la susodicha y a los 30 años que han pasado desde que Xabi y la verdadera María se vieron por última vez.

Entre tanto, quienes también viajan a Benidorm son Korta (Gorka Aguinagalde), Patxi (Andonio Agirregomezkorta) y Bego (Lilian Caro), la cuadrilla de Xabi, que pronto descubrirán que Candy no es María y que su amigo está viviendo una mentira. Decidir si le dicen la verdad aun sabiendo que eso acabará con su felicidad o si, por el contrario, permanecen callados y dejan que su amigo sea feliz el tiempo que le queda de vida será la difícil decisión que tendrán que tomar a partir de ese momento.

'Benidorm' mira demasiado al pasado para construir su universo

Bajo este planteamiento, la historia de Benidorm da pie a una serie de situaciones surrealistas y enredos varios que funcionan de manera irregular a lo largo de los 40 minutos que dura el primer episodio. Si bien los giros casan bien con la propuesta general, los chistes que suelta por el camino rara vez consiguen el efecto esperado. En especial los relacionados con la cuadrilla, cuya presencia, y más sabiendo quién produce de la serie y quién la va a emitir, recuerda claramente a Allí abajo.

En este sentido, y retomando la idea inicial, Plano a plano ha tomado menos riesgos que Pagudo a la hora de afrontar su nuevo proyecto en clave cómica. Si rizamos el rizo, incluso podemos hallar semejanzas con Toy Boy, otra de sus últimas producciones, por el simple hecho de que el personaje de Candy también es stripper. Aunque si hay una serie a la que recuerda desde el primer instante, esa es Allí abajo. Atresmedia, en una decisión completamente lógica, no ha dudado en promocionar Benidorm como “la nueva serie de los creadores de Allí abajo”. Al fin y al cabo, firmarían sin duda repetir un éxito similar. Aunque intentar repetir el mismo éxito con una fórmula muy parecida denota una falta de valentía que se nota en los primeros compases de Benidorm.

El problema no es de planteamiento, pues propuestas recientes como Vida perfecta o la película Lo dejo cuando quiera, que también cuentan con personajes rectos y cuadriculados que deciden 'soltarse la melena' para cambiar su anodina vida por completo, ya demostraron que se puede abordar un mismo punto de partida de formas completamente diferentes y novedosas. Y el planteamiento de Benidorm, de hecho, también es interesante. Sin embargo, pretende explotarlo mediante un tono y un tipo de humor que probablemente hubiesen hecho de ella un éxito en el pasado, pero que hoy provocan la sensación de estar viendo algo que ya vimos años atrás en otras comedias televisivas.

A falta de saber si el público compra esta propuesta -incluido el de Allí abajo, a priori el más potencial-, la esperanza para que Benidorm marque su propio camino se encuentra en la forma en que consiga combinar su vocación cómica con la enfermedad de Xabi y esos escasos tres meses de vida que le quedan. Si consigue entremezclar con acierto las situaciones surrealistas y románticas con el delicado panorama del personaje, Benidorm tendrá algo que aportar algo dentro de la comedia nacional. De lo contrario, se quedará como una serie correcta que se fijó en exceso en el pasado más exitoso del género.

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