Hablamos con su creador, Daniel Écija

10 años del final de 'El Internado', un fenómeno que sigue latente: “Fue un premio a la originalidad”

Los alumnos de 'El Internado'

Laura García Higueras

“Lo que quiero de vosotros no es que seáis competitivos, es que seáis personas. Que os comprometáis, que seáis íntegros, leales, humanos. No necesito que seáis los mejores. Lo que quiero es que seáis buenos. Si consigo esto, mi tarea como educador habrá tenido sentido”. Corría 2007 cuando Héctor de la Vega, encarnado por Luis Merlo, pronunció estas palabras en su primera clase de El Internado, la Laguna Negra, a sus pupilos adolescentes. Y resulta que, precisamente en este discurso, estaba escondida la esencia de una serie cuyo desenlace cumple este 13 de noviembre 10 años. Una década en la que su huella sigue tan intacta como para haber querido relanzar la ficción con el reboot Las Cumbres.

En su último capítulo, además de incluir una de sus muertes más lloradas con la de Fermín -junto a la del Gnomo-, la producción creada por Daniel Écija y emitida por Antena 3 durante sus siete temporadas decía adiós entre abrazos memorables y muchas lágrimas. “Arranqué la serie pensando en qué quería que vieran mis hijas”, reconoce su artífice en una nostálgica charla con Vertele, explicando cómo más allá del thriller sobrenatural que mantuvo enganchado al público durante 71 capítulos, quería hablar sobre educación.

En aquel aula, al director de este colegio para niños ricos, con algún que otro becado, se sentaban unos jovencísimos Ana de Armas, Yon González, Martiño Rivas y Elena Furiase, a los que se acabaría sumando una también entonces desconocida Blanca Suárez. “A veces miramos demasiado repetir fórmulas y el gran despegue de la ficción española se hizo a partir de apostar por nuevo talento tanto delante como detrás de cámaras”, defiende el productor sobre cómo el proyecto funcionó como cantera de intérpretes de nuestro país. No en vano, quien encarnara a Carolina se ganó este año la nominación al Globo de Oro por su papel en la película Puñales en la espalda.

La originalidad, clave de su éxito

El Internado comenzó su primer episodio con la llegada de Marcos y su hermana pequeña Paula a una escuela en la que, en aquella misma entrega, descubrimos que alguien había muerto. El aura de misterio, thriller y suspense quedó instalado desde entonces, para incluir toques de sobrenatural, persecución a nazis y un virus letal. Siendo Écija el creador de La Valla, una de las series más comentadas por su “predicción” del coronavirus, la ficción aquí comentada podría haber sido su primera píldora de anticipo de la pandemia. “Sabíamos que estábamos tomando un riesgo en términos de generar un universo muy diferente”, reconoce, “además de un arranque sorprendente para 2007 con un asesinato en un lugar aislado”.

Si Juego de tronos fue en parte aplaudida por cómo no había tenido miedo a matar a personajes -incluidos los principales- temporada a temporada, El Internado tampoco tuvo ningún reparo en ir “perdiendo” a parte de sus alumnos y profesores. “Queríamos que fuera una atmósfera donde todo pudiera ocurrir, que fuera poco previsible”, justifica el creador. En la misma línea se mantuvo el episodio definitivo, sobre el que sostiene que “fue el cierre que queríamos para la serie”. “Fue tan intenso cómo lo vivíamos, que fue una experiencia extenuante”, añade al tiempo que celebra que “han pasado 13 años de su estreno y sigue siendo una serie aún con entidad propia”. Para Écija, todo lo cosechado por la ficción fue “un premio a la originalidad”.

'El Internado: Las cumbres', a la espera de su fecha de estreno

Fue a finales de 2019 cuando saltó la noticia. El Internado volvería a abrir sus puertas en un reboot a manos de Atresmedia Studios, Globomedia (The Mediapro Studios) y Amazon. Rebautizado como Las Cumbres, transcurrirá en un colegio ubicado junto a un antiguo monasterio, un lugar inaccesible entre las montañas y aislado del mundo. Sus alumnos serán chavales rebeldes y problemáticos que vivirán bajo la estricta y severa disciplina que impone el centro para reinsertarlos a la sociedad. Manteniendo el espíritu de la original, la plataforma prometió atmósferas inquietantes, misterio, thriller y una mayor dosis de terror.

“Es una noticia que me llena de alegría”, revela Écija sobre la actualización de su ficción. Para parte de su casting original, en concreto el propio Martiño, Raúl Fernández (Fermín), Denisse Peña (Evelyn) y Daniel Retuerta (Roque), el proyecto les genera “curiosidad por ver lo que hacen”. No se han dado detalles sobre si alguno de ellos aparecerá en él, ni si están al tanto de si se habrán reservado algún guiño con el que conectar ambas producciones.

Lo que sí sabemos es que la nueva versión va a mantener su intención de contar con un casting no demasiado conocido, incluyendo como jóvenes alumnos a Asia Ortega (Las del hockey), Albert Salazar (A.K.A.) y Daniel Arias (El acabose, Cuéntame), Daniela Rubio (La Caza. Monteperdido), Claudia Riera (Las del hockey), Paula del Río (El desconocido), Gonzalo Díez (7 días), Carlos Alcaide (Libertad), Sara Balerdi (Gormiti) y Francisca Aronsson (Hotel Paraíso). Más popularidad tienen, como ocurriera entonces con Amparo Baró como Jacinta o Natalia Millán como Elsa, sus pares adultos Ramiro Blas (Vis a vis), Natalia Dicenta (Solas), Alberto Amarilla (Mis adorables vecinos), Mina El Hammani (Élite) y Joel Bosqued (Madres).

Eso sí, el principal problema con el que se ha topado El Internado: Las cumbres ha sido la pandemia del coronavirus, que obligó a detener sus grabaciones el pasado mes de marzo. Fue a mediados de julio cuando pudieron retomar el rodaje, que concluyó en agosto. “Gracias por un viaje que vivirá en mí para siempre”, reconoció Riera emocionada tras haber recorrido Navarra, Donostia, Hondarribia, Lazkao, Usurbil, Ergoien, Bilbao y Anglet, en la frontera con Francia.

El reto de 'Las cumbres': enfrentarse a la memoria selectiva

A la espera de conocer su fecha de estreno, Écija avanza que el reboot es “un reto grandísimo porque la memoria es muy selectiva, con los años siempre te acuerdas de lo bueno”. El creador comenta que esta realidad se repite en el caso de las series, teniendo como consecuencia que “seguro que todos somos muy benévolos con todo lo bueno que fue y no nos acordamos de sus defectos”. Como resultado, “va a hacer que le pongamos el listón muy alto a la serie. El recuerdo y la nostalgia siempre elevan la marca y el producto”. Aun así, asegura que “mis compañeros, a los que tengo mucho cariño y en altísima estima profesional, lo van a hacer muy bien”.

El Internado llegó a nuestras pequeñas pantallas en un momento en el que las emisiones semanales y el consumo prácticamente inexistente en plataformas, obligaron a esperar cada semana el nuevo episodio con suma incertidumbre y ganas. La serie se convirtió en un fenómeno por cómo arrastró con cada capítulo a una audiencia ávida de desvelar sus misterios, de descubrir qué había pasado con los niños huérfanos, quién era el Gnomo, si María le contaría a Iván que era su madre y cómo este se lo tomaría, quién era Irene Espí y qué ocurrió con los padres de Marcos y Paula. Tórridos romances mediante -los encuentros sexuales entre Iván y Julia en los escondites del centro poco tuvieron que envidiar a los de la actual Élite-, la ficción consiguió construirse su propio cajón en una memoria, además de selectiva, colectiva de quienes nos entregamos a su intriga incluso en alguna temporada que quedó algo más descafeinada.

Cómo afectará el nuevo modelo consumo a su potencialidad de alzarse como nuevo fenómeno es algo sobre lo que todavía no tenemos respuesta, aunque Écija sostiene que “si la serie es buena, será un fenómeno. La televisión sigue siendo de hacer buena o mala televisión”. El responsable de otros títulos como Deudas, Estoy vivo, Periodistas, Vis a Vis y Águila Roja está convencido que “hay algo por encima de las plataformas: el boca a boca, que es imparable”. Del mismo modo, es crítico con cómo “ahora hay tanto interesado en decir que todo en un éxito, que luego nos damos cuenta de que va pasando el tiempo y realmente se distinguen pocos, porque tener éxito en televisión siempre ha sido algo excepcional. Aquí se convive con el fracaso porque es muy difícil hacerse hueco en las agendas de la gente”.

Así, de momento continúa la espera por desvelar si la nueva pandilla conseguirá generar tantos adeptos como lo hicieron Carol, Vicky y compañía; si los profesores calarán tan hondo como Héctor, si habrá personajes tan adorables como Jacinta y María, villanos como Jacques Noiret; y un trío de enanos tan entrañables como Paula, Evelyn y Lucas. “Yo me acordaré de todo por los dos”, le prometió Julia a un Iván cuando este comenzó a perder la memoria. Y de momento aquí seguimos diez años después, rememorando un final sigue resonando, como lo hace el cofre de nostalgia que su reboot está dispuesto a volver a abrir, y para el que ojalá las expectativas solo hayan sido un motivo más por el que no reavivar su recuerdo en vano. Hasta entonces, lo esperaremos con los mismos brazos abiertos con los que Héctor recibió a sus alumnos aquel primer día de curso.

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