Crítica

'Para toda la vida' llegó a Telecinco como un cuento de hadas pasado de moda

Paula Hergar

Para toda la vida llegó este lunes a Telecinco, con Jesús Vázquez como maestro de ceremonias y Sheila Martori como protagonista. Y como trama del cuento: una joven que intenta encontrar el amor de su vida, y 20 pretendientes dispuestos a enamorarla.

Se trata de la adaptación española de The Bachelorette, que aterriza en nuestro país producida por Warner Bros. ITVP. Lo hace casi 20 años después de su estreno en Estados Unidos donde es un fenómeno de audiencias... pero aquí llega dos décadas después. Ese es el mayor error de la nueva apuesta de la primera cadena de Mediaset: la época en la que ha llegado.

La idea de una princesa que busca a su príncipe azul tenía sentido a principios de siglo, cuando arrancó en el país norteamericano, porque aún creíamos que el “sí, quiero” era el final feliz de las historias de amor, aún nos atraían los héroes, por entonces se estrenaban Los Serrano, queríamos que Carrie acabara con Mr. Big en Sexo en Nueva York y apuntarse a un programa para conocer el amor en televisión era algo innovador.

Pero ahora, a finales de 2022, los divorcios ya superan a las bodas, la escala de grises de los anithéroes son mucho más atractivas que la sangre azul de cualquier príncipe, el “para toda la vida” nos suena más a serie turca que a deseo vital y hemos visto tantas Corinas, Escassis, Mujeres y Hombres y Viceversa, First Dates y hasta Islas de Tentaciones que presentarnos al que fue el germen de todos ellos nos suena a “ya visto” (por no decir rancio).

Ahora habría sido mucho más atractivo, en vez de un “Para toda la vida”, quizá un “Seamos felices mientras dure”, a la vez que nos enseñaran la parte de atrás de este dating del que ya se ha escrito y hasta hecho serie. Porque es importante recordar que Sarah Gertrude Shapiro - una de las guionistas del The Bachelor original- escribió un libro sacando a la luz los secretos más oscuros del formato, que después se adaptó a la televisión con aquella fascinante Unreal.

Eso tocaba ahora en Telecinco: después de la desaparición de Gran Hermano, de exprimir hasta la saciedad los datings y de la marcha de Vasile, no era momento de volver a los inicios, si no de hacer examen de conciencia con todas las costuras a la vista. Y quién mejor que Warner para hacerlo con sus inteligentes guiños al espectador y a los directivos.

Ahora es la época de la transparencia, de atreverse a mostrarlo todo y más en Mediaset cuando ya no hay nada que perder: sacar a la luz cómo escogieron a Sheila para ser la protagonista, desvelar que desde el arranque ya imaginan quién será el elegido, el primer expulsado, relatar cómo mueven los hilos desde el casting, con la edición, con el guión... eso sí nos reconquistaría porque sería una televisión que ofrece lo que buscamos ahora.

Sin embargo, Para toda la vida es ese primer amor que intenta conquistarte haciendo lo mismo de siempre, cuando tú ya has evolucionado.