La surrealista entrevista a Nathalie Seseña con su perro Pepe en 'La Resistencia'

Nathalie Seseña visitó por primera vez La Resistencia para promocionar su nueva película Ni de coña y lo hizo acompañada por su perro Pepe, “mi mánager”, señaló y le dejó sentarse junto a ella en el sofá. Explicó que le acompaña siempre y que trabaja en una asociación para que los canes puedan entrar a todas partes.

La actriz aprovechó para ser la voz de dichos animales y transmitir a David Broncano la queja de estos por mostrarles siempre “follando”. Algo que, según ella, no les gusta. El presentador dijo que entonces no lo hicieran en la calle, que es pública, y Seseña acabó confesando que ella también había tenido relaciones al aire libre.

Pero no fue solo eso lo inusual de la entrevista, ni que acabara bailando ballet con Broncano haciendo de barra, sino que “por primera vez en cuatro temporadas” la invitada celebraba su cumpleaños en el programa de Movistar+. Por ello, hicieron una recolecta entre el público para que todos pusieran algo de dinero y con él comprarle un regalo a la intérprete.

Al finalizar la entrevista llegó Jorge Ponce con hasta tres presentes que había adquirido con los 20 euros del público: un pack de pegatinas Disney con princesas falsas, un cargador de USB, un litro de cerveza y unos guantes con la Mona Lisa.

Broncano y la razón por la que rechaza hacer películas

Seseña explicó que de pequeña le hubiera gustado ser bailarina pero empezó tarde y se conformó con actuar. Algo que no le había ido nada mal, según Broncano, y ella admitió: “A mí me gusta muchísimo ser actriz, vives otras vidas, tienes una vida gitana de estar en diferentes lados, de conocer lugares a los que nunca entrarías sin eso”.

Sobre los rodajes, el presentador confesó algo: “A mí, alguna vez,cuando me han propuesto algo de eso es mucho rato allí. Muchas horas para luego una hora y media de película. En lo que dura un día de rodaje, yo me he cascado 20 programas”, algo que confirmó la actriz y él añadió, “allí parado todo el día, y otro ensayo, y otra toma...”.

Ella aceptó que eran muchas horas pero que le gustaba porque las aprovechaba para “hablar con los compañeros y ensayar”.